La revolución informática abre puertas interesantes para la industria de la medicina. Fuera de las posibilidades que abre para la gestión automatizada de ciertos aspectos de la atención clínica, los algoritmos de salud también están ganando popularidad como herramientas alternativas para hacer diagnósticos previos de ciertas enfermedades. Uno de estos programas pretende detectar la depresión mediante un análisis exhaustivo de Facebook.
A través de una publicación en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un grupo de investigadores de Pennsylvania anunciaron el desarrollo de un algoritmo que, tras analizar el lenguaje de las publicaciones de Facebook de los pacientes, sería capaz de diagnosticar los casos de depresión hasta tres meses antes de lo que podría hacerlo un profesional psiquiátrico.
De acuerdo con Andrew Schwarts, autor principal del estudio y miembro del Departamento de Ciencias Computacionales de la Universidad Stony Brook, el software puede analizar el uso de palabras como “lágrimas” y “sentimientos”, qué tanto se emplean algunos tipos de pronombres y qué mensajes de Facebook contienen manifestaciones de hostilidad o soledad.
Lo que las personas escriben en redes sociales e internet capta un aspecto de la vida que es muy difícil en medicina y en la investigación de acceder de otra forma. Es una dimensión que está relativamente sin explotar en comparación a los marcadores biofísicos de la enfermedad. Considerando condiciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático, por ejemplo, [el software] encontrará más señales en la forma que las personas se expresan [en Facebook].
Para desarrollar el programa, se utilizaron los archivos digitales de mil 200 participantes, que permitieron a los investigadores acceder a sus perfiles de Facebook y a sus registros clínicos. Basándose en algunos usuarios, que sirvieron como grupo de control, el equipo consiguió enseñarle al algoritmo a identificar cuáles personas podrían tener una condición de depresión.
A pesar de lo prometedor de su estudio, los investigadores admiten que su sistema no es infalible. Apuntan que, como su diseño solamente consideró a participantes en un entorno urbano y no se ciñó perfectamente al estándar médico para el diagnóstico de la depresión, hay todavía mucho que mejorar antes de poder usar Facebook como un predictor de trastornos mentales.