El siguiente texto tiene dos destinatarios distintos (médicos y pacientes) y comenzaré lanzando una pregunta para cada uno de los mismos:
- Médicos, ¿qué tan esclavos son de contestar preguntas de sus pacientes vía Whatsapp?
- Pacientes (suponiendo que su médico ya les contesta sus preguntas vía Whatsapp), ¿han considerado que se trata de un servicio por el cual el médico no les está cobrando?
La popularidad de Whatsapp es tan poderosa que ha ido sustituyendo a las llamadas telefónicas a pasos agigantados. Los servicios de mensajería han cambiado todo, desde la forma en la que escribimos –emoticons, abreviaciones sin sentido, faltas de ortografía, etc.–, hasta la forma en la que el destinatario termina por percibir el sentido o tono de lo dicho por el emisor.
En la medicina, el medio de comunicación para hacer preguntas o consultas médicas (dejando de lado el tema legal) no es nuevo. Finalmente las llamadas por teléfono abrieron este mismo debate hace 30 ó 40 años. Sin embargo, el envío de multimedia y el dejar el mensaje hasta ser consumido por el receptor, son ingredientes nuevos.
Desde hace varios meses este tema me ha interesado, hemos ido a conversar con varios médicos y lo mismo hemos hecho con pacientes. El tema es mucho más complejo de lo que en un inicio pudiera parecer, pues existen percepciones absurdas y muy válidas por ambas partes.
¿Qué dicen los médicos?
Si bien los médicos reconocen que ellos mismos son quienes abren la puerta para que sus pacientes los contacten a través del Whatsapp, son también quienes cuentan con el problema más grande, pues se tornan esclavos de este “servicio”, sin poder monetizarlo.
Ciertamente el médico debería de poder cobrar por el tiempo invertido en responder dudas (o consultas), pues al final del día el médico cobra por sus conocimientos adquiridos, es lo justo. No obstante, existen algunos médicos que han visto en Whatsapp una herramienta para dar un servicio aumentado.
Sin embargo, existen también médicos que consideran que la batalla se encuentra perdida para el gremio, quienes consideran que dichas preguntas vía chat son parte de que el papel actual del médico, el cual es distinto al que se tenía apenas hace 5 ó 10 años. Es decir, no contemplan ni imaginan la forma en la que podrían percibir que sus pacientes les paguen por ese servicio.
¿Qué dice el paciente?
Del otro lado la situación es mucho más radical, desde pacientes que defienden ferozmente y con tono burlón el hecho de que el médico debe estar siempre “ahí” y que se trata de un derecho que ya se ganaron al pagar su consulta. Este sector cree poder estar en la facultad no sólo de pedir, sino de exigir a cualquier hora y cualquier duda; son estas personas las que acuden cada vez en menor medida al médico.
Por el otro lado, existen pacientes que comprenden que el médico hace su mejor esfuerzo por responder a todas sus preguntas y están conscientes de que ocasionalmente se sobrepasan en el tipo de preguntas que hacen a su médico. Este sector considera que el médico debería de ser remunerado por esta clase de servicio.
El veredicto
Es un hecho que Whatsapp cuenta con desventajas y fallas notables como medio de comunicación entre médico y paciente. Un factor importante es que, así como el paciente, el médico también tiene vida personal y también recibe y envía contenido de todo tipo entre sus amistades y familiares, lo cual hace que esta plataforma sea riesgosa al poder confundir al destinatario. O sea, un tema de profesionalismo.
Además, Whatsapp tiene desventajas al momento de la interpretación médica de un audio, video o foto. El médico termina por no acordarse del padecimiento y/o diagnóstico del paciente que en este momento le pregunta por Whatsapp.
José Miguel Sainz se desempeña como director de mercadotecnia en Ecaresoft y es miembro del equipo fundador de Nimbo X.