No es un secreto que la salud pública en nuestro país atraviesa por severos problemas. Desde hace varios años se ha registrado esta situación y cada vez se agudiza. La falta de personal cada vez es más evidente y eso perjudica tanto a los galenos como a los pacientes. Lo más notorio son las enormes filas de espera que se registran en las unidades de salud a diario.
Pero más allá del tiempo de espera para recibir atención, existe algo todavía más grave. Se trata de la falta de equipo profesional. Mientras la tecnología médica avanza a pasos agigantados, en muchas unidades de salud pública se cuenta con equipo obsoleto. El personal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) es el más perjudicado.
Tan sólo hace unos días te comentamos lo sucedido en Sonora. Una mujer embarazada llegó a un hospital para dar a luz pero no existía lugar ni equipo para brindarle atención. Ante la urgencia de la situación, médicos del nosocomio convirtieron un garrafón en un “casco cefálico”. La idea sirvió para estabilizar la salud del recién nacido. Posteriormente se le pudo ofrecer atención profesional.
Lo sucedido sirvió de dos maneras. Primero fue la parte indignante respecto a las carencias de la salud mexicana. Los médicos deben hacer lo que pueden con lo que tienen a la mano. A pesar de que los pacientes suelen culpar a los galenos, en realidad la problemática viene de más arriba.
El segundo aspecto es de admiración hacia la creatividad de los médicos mexicanos. Mientras que sería muy sencillo rendirse de inmediato, en el caso de Sonora se aprecia el ingenio en su máxima expresión. Los especialistas de nuestro país no sólo ayudan sino que transforman objetos cotidianos en herramientas de trabajo.
Y durante tu carrera profesional, ¿qué otros ejemplos de ingenio de médicos mexicanos has observado?