El tomar fotografías se ha convertido en una práctica frecuente en la actualidad. Pero aunque en la mayoría de las ocasiones se hace por diversión, también puede llegar a salvar vidas. Esto se puede apreciar en un caso registrado en Estados Unidos donde una madre observó una luz anormal en el ojo de su hija.
Ante tal situación, la mujer decidió llevar a su pequeña de dos años con un médico. En una primera revisión, el galeno detectó objetos extraños, por lo que canalizó a la menor con un oftalmólogo. Fue en ese momento cuando comenzó la parte más grave del caso.
El especialista detectó que la niña tenía retinoblastoma. Lo más grave es que se detectó que tenía al menos 10 tumores en su ojo y nervio óptico. Inclusive fue necesaria una segunda opinión pero el resultado fue el mismo. La indicación fue realizar una operación de emergencia para extraer el ojo de la menor.
Para evitar que el problema fuera mayor o se extendiera a otras partes del cuerpo, se le retiró el ojo afectado a la niña. Tres meses después de la intervención, la paciente recibió un ojo protésico. Hoy cuenta con cinco años, pero su caso apenas se dio a conocer para hacer énfasis en las revisiones médicas constantes. Esto permite identificar problemas desde sus primeras etapas y evitar daños que podrían ser mayores.
A su vez, el retinoblastoma provoca cambios considerables en el ojo que son fáciles de detectar en sus etapas iniciales. Cuando se atienden a tiempo, el 98 por ciento de los pacientes afectados se recuperan con éxito.