Los médicos que trabajan en un entorno de conflicto armado se enfrentan a situaciones en las que los pacientes sufren lesiones abrumadoras. A menudo hay un acceso limitado a los recursos médicos para brindar tratamiento. Y los propios médicos pueden estar en peligro.
A primera vista, médicos y soldados parecen tener objetivos opuestos: los médicos buscan revivir el sufrimiento, ayudar y curar; soldados para matar y conquistar.
Este dilema es aún más evidente cuando se considera el papel de los médicos uniformados que sirven dentro de una organización diseñada para producir víctimas.
Entonces, ¿cómo lidian los médicos con estas inconsistencias?
Si bien el Derecho Internacional Humanitario cubre a todos los participantes en un conflicto. Señala a los médicos como un grupo al que se les aplica un código de conducta único y específico.
En esencia, hay tres obligaciones que hacen que su posición ética sea diferente a la de otros soldados en servicio:
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En primer lugar, no pueden participar en actos de guerra (aunque pueden usar armas para proteger a sus pacientes);
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Por otro lado, deben tratar a todas las víctimas por igual, basándose en la necesidad médica e ignorando la nacionalidad, la condición de enemigo, la religión, etc.
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Finalmente, están obligados por ley a hablar en contra de las atrocidades cometidas por cualquiera de los bandos.
Complejidades éticas que enfrentan los médicos
Las complejidades éticas que enfrentan los médicos generalmente aumentan cuanto más cerca están del combate. Los médicos que prestan servicio con los soldados en la línea del frente tienen un papel diferente y tienden a enfrentar desafíos diferentes a los que se encuentran en las instalaciones hospitalarias.
En las instalaciones hospitalarias, las decisiones son realmente más acerca de qué tratamiento es o no apropiado, y cuándo es inútil continuar con dicho tratamiento.
Además de las heridas, el problema más básico al que se enfrentan los médicos durante la guerra históricamente ha sido sí (y cómo) transportar a los heridos para que los atiendan o transportar a los cuidadores a los heridos.
Algunas de las lesiones que los médicos de combate MÁS tratan son:
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Fracturas abiertas graves.
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Todas las fracturas combinadas con daño severo de las partes blandas.
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Fracturas conminutas graves (aún estando cerradas).
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Cuando resulte indispensable la estabilidad de la fractura, especialmente en pacientes con lesiones múltiples.
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Fracturas en regiones corporales quemadas.
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Fracturas que requieren de una reparación vascular vecina.
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Fracturas cerradas que requieren de una fasciotomía.
En definitiva, los problemas que enfrentan los médicos en un conflicto armado se encuentran en un equilibrio inestable entre las exigencias del tratamiento médico adecuado. Así como el efecto cada vez más dañino de las armas.
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