Como el resto de la gente, el médico no puede evitar las adversidades y el sufrimiento, sin embargo, es capaz de desarrollar una actitud que le permita enfrentar situaciones difíciles y superar vacíos existenciales, sobre todo cuando tiene tropiezos en la vida empresarial, para la que, regularmente, tiene grandes expectativas y preparación limitada.
Durante su vida como emprendedor será común que reciba malas noticias, pues al reto de aprender a sobrevivir y crecer se suman las continuas crisis económicas nacionales e internacionales, de modo que puede verse tentado a sucumbir a un estado de ánimo negativo, sin embargo, tampoco se trata de ser un necio optimista, sino de cultivar recursos que ayuden a sobrellevar riesgos y adversidades, para lo cual puede tomar en cuenta estas directrices que muchas veces se suelen obviar:
La libertad está en las manos
Cada persona es libre de elegir la forma en que afronta cualquier situación (pensamientos, acciones y aprendizaje), así que conviene que el médico emprendedor, en lugar de enfrascarse en el problema, decida en qué se quiere convertir a partir de su vivencia, para reflejarla en su día a día; por tanto, se recomienda dirigir las acciones en un sentido de vida previamente determinado.
La respuesta a cualquier problema debe ser completa
Las personas suelen pensar que determinada respuesta puede resultar idónea para resolver un problema, sin embargo, con frecuencia se olvidan que ésta debe ir acompañada de convicción y acción, como una forma de asumir la responsabilidad que implica un reto, problema o fracaso, de tal forma que en lugar de preguntar “¿por qué me pasa esto?, el médico emprendedor debiera cuestionarse “¿qué sentido puedo darle?”, “¿para qué?”, y “¿cómo beneficiarme a mí y otros con esta experiencia?”.
El autoconocimiento es la clave de todo
Dado que el autoconocimiento favorece la reflexión, el médico emprendedor podrá superar las perores situaciones conjugando sus conocimientos, libertad y responsabilidad.
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