Abrir un establecimiento de salud propio conlleva grandes responsabilidades, pues no sólo hay que ocuparse de atender a los pacientes, también hay que coordinar las labores de los trabajadores, atender la publicidad, cuidar la marca profesional y responder a compromisos económicos, fiscales y administrativos, entre otras tantas tareas.
Por ello, resulta fácil que el médico emprendedor caiga en estrés, sin embargo, esta respuesta del organismo puede no sólo “pasar factura a la salud”, también al consultorio, clínica u hospital cuando se toman malas decisiones por su causa; así que para aprender a limitarla en momentos críticos, considera:
Llevar un registro
A veces pareciera que las ideas brillantes llegan por milagro, pero la realidad es que ese momento maravilloso ocurre por la combinación de factores afortunados que se puede tratar de identificar, de tal forma que, por ejemplo, puede haber “chispazos” cuando sales a correr o platicas con ciertas personas, por ello, registrar en un cuaderno este tipo de “iluminaciones” facilita no sólo conocerte, también el tratar de generar esos momentos para idear cosas o tomar decisiones.
Eliminar los distractores
La carga de múltiples labores y responsabilidades puede llegar a nublar la mente del médico emprendedor, pero para aclararla un poco puede recurrir a una hoja de papel y lápiz para vaciarla; el objetivo es materializarlo todo, hacer una lista con aquello que nos preocupa o que se nos olvida a fin de ir resolviendo los pendientes poco a poco de tal forma que dejen espacio a la toma de decisiones.
Plantear dos preguntas
Antes de tomar una determinación el médico emprendedor debería recordar que nadie es dueño del futuro y mucho menos es infalibe, así que no tendría por qué culparse por cualquier resultado que llegara a obtener, si bien hay que preguntarse qué impacto tendría en la vida determinada decisión, y cuáles serían los potenciales cambios inmediatos, esto a fin de pensar en la mejor opción.