En medio de una de las crisis humanitarias más importantes de los últimos años, consecuencia del resurgimiento del ébola en varias regiones del continente africano donde, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se dice lista para “el peor escenario”, pero al mismo tiempo un médico podría perder su licencia por ofrecer un tratamiento con ondas de sonido como cura de la infección viral. ¿Es esto real?
Internet, caldo de cultivo para las pseudoterapias
Con esto en mente y a la luz del caso 800-2016-021563, recibido por la oficina del comisionado de California y tornado a juicio a principios del mes de mayo de este año, el Dr. Bill Gray, un médico formado en la Universidad de Stanford (SU) se encuentra en riesgo de perder su licencia como médico al haber recomendado el uso de archivos mp3 como una “cura” para el ébola.
Una prescripción que, en palabras de la Junta Médica de California (JMC) citadas por el medio IFL Science, “es un acto de negligencia grave, ya que se trata de confundir a las personas vulnerables con la creencia de que un silbido de 13 segundos les salvará la vida”.
El Dr. Bill Gray vende sus llamados “eRemedies” a 5 dólares cada uno en su sitio web MD en Your Hand. […] el doctor afirma que los archivos de sonido pueden tratar una amplia gama de dolencias, desde dolores de cabeza y ansiedad a la malaria y el ébola.
“¿Cómo podría funcionar si no hay químicos?” Reflexiona en su sitio web. “Bueno, hay una respuesta científica bien documentada”. No, pero esto es lo que escribe de todos modos:
Cuando algo está en solución, las moléculas de agua forman conchas alrededor de los iones y moléculas individuales de la sustancia original. Así es como se mantiene en solución. El fuerte golpe rompe estas cáscaras de moléculas de agua en pequeños racimos del tamaño de un nanómetro. Cuando se diluyen (mediante diluciones en serie), su tamaño aumenta. Cuanto más se golpea y diluye la solución, más se crean estos clústeres.
El hombre que se ha encargado de lucrar con una de las enfermedades más letales de los últimos años enfrenta un proceso judicial por valerse de las redes sociales para fomentar la venta de sus productos digitales en perjuicio de los pacientes en situación de vulnerabilidad. ¿Tú qué le dirías si lo vieras?
Imagen: Bigstock