El sistema de salud convencional es, hoy en día, cuidadoso y exacto. Las consultas médicas son llevadas con profesionalidad y rapidez por expertos en decenas de especialidades. Las urgencias son atendidas por colaboradores de hospitales y centros perfectamente entrenados; mientras que los laboratorios clínicos, instituciones públicas, compañías de seguros y otros negocios alrededor de la medicina permiten que el sector avance de forma ordenada y sistemática.
Para algunas personas, esta extrema sistematización de la medicina le ha robado su humanidad a los pacientes. Ciertos pensadores han propuesto, incluso, que la práctica de la salud moderna convierte a las personas en meros objetos de estudio y trabajo clínico; al tiempo que han buscado una alternativa en la fe. Esta es precisamente la idea principal de Treating the Body in Medicine and Religion, encontrar respuestas en los sistemas de creencia para mejorar la atención:
Este libro empieza preguntando si los avances de la medicina moderna han objetificado el cuerpo en exceso, a propósito o inadvertidamente, así como si los estudios actuales en bioética son suficientes para completar la tarea de restaurar un entendimiento más completo del ser humano. En respuesta, varios autores han sugerido que un acercamiento más teológico/religioso podría ser benéfico e, incluso, necesario.
Los editores de este libro son Ashley Moyse y John Fitzgerald, especialista de postdoctorado en Ciencia y Teología y doctor en Teología y Estudios Religiosos respectivamente. Ambos se han dedicado, por separado, a explorar los puntos en común entre las principales religiones en el mundo y cómo se comprenden y utilizan las ciencias naturales en el mundo contemporáneo.
Con este libro, ambos especialistas compilan una serie de experiencias, anécdotas y opiniones de expertos en Cristianismo, Judaísmo e Islamismo al respecto de la práctica médica contemporánea. En lugar de ser una exploración puritana o tradicionalista sobre cómo la fe debería ser el eje principal del cuidado físico, esta obra propone retomar algunos principios religiosos para mejorar el trato que los profesionales les dan a sus pacientes.