Ser médico siempre ha sido una razón de estatus social. Muchos padres desean con ilusión que sus hijos se conviertan en médicos y ojalá en especialistas porque es una de las profesiones más respetadas. Los médicos se dedican a salvar vidas y en otros casos a mejorarlas o a hacer el dolor y la enfermedad más llevadera. Lamentablemente en Colombia ese esfuerzo de una de las profesiones más nobles, es un sacrificio desagradecido y muy solitario.[1]
Estudiar Medicina en Colombia necesita referencias precisas de lo que acontece en muchas universidades; de manera general, las facultades de Medicina son ofrecidas en universidades privadas con una demanda exorbitante, para lo cual debes disponer en promedio para pagar toda la carrera de 280 millones para 12 semestres. Y para quienes no están en capacidad de pagar semejante fortuna, tiene opciones de deudas casi de por vida con el Icetex, además de las universidades públicas en varias regiones como la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional, la Universidad del Valle, entre otras.
El periódico El Tiempo en septiembre de 2017 en uno de sus titulares anuncia: “Medicina, con 9.398 aspirantes, es el programa de mayor demanda en la institución” Según la Universidad de Antioquia, donde solo dispone de alrededor de 250 cupos. Para el 2019 en el segundo semestre, el número de inscritos en Medicina fue 4521. Asimismo, los inscritos para presentar el examen pertenecen a los estratos 1, 2 y 3 y el 74,93 por ciento proviene de colegios públicos, pero la realidad refleja que la mayoría de los estudiantes de Medicina, provienen de los estratos altos por una razón elemental la educación de colegios privados les da esa enorme ventaja de acceder a dichas facultades públicas y contar con referencias familiares de profesionales que orientan dicha decisión.
En un país como el nuestro, un médico sin especialidad debería recibir un salario aproximado de $3’543.000, pero las reformas laborales a un sistema donde los profesionales son menos valorados, han ido desacreditando quizás una de las carreras más hermosas que ha existido en todos los tiempos por una sencilla razón, incluye el sentido de la vida del servicio al prójimo. Y es que no todos estamos llamados de esa manera a esta vocación de servicio; hay colores de ojos raros, pero entre todos ellos, los ojos azules se destacan como una de las maravillas de la genética que son muy difíciles de encontrar, de hecho se dice que nadie tiene los ojos azules, son ojos marrones con una menor cantidad de melanina que unos que se vean de este color, muy poco frecuente, enigmáticos, de una belleza extraordinaria, polifacéticos, exclusivos, no podríamos dejar de comparar esta carrera con los ojos azules; no podemos negarlo, son algo fuera de serie, porque a pesar de tener muchas cosas en desventaja en una país donde sus políticas son carentes de sentido, sigue el llamado de la misión de vida y la vuelve casi exclusiva: Medicina la carrera de los ojos azules.
[1] (Ángel, 2019)
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