En la provincia china de Sichuan, un hombre de apenas 1.54 metros y más de 80 kilogramos que tenía serios problemas renales logró perder en dos meses algo más de 10 kilos de peso gracias a una cirugía que “mata” a las hormonas del apetito.
El paciente de 46 años, Li Cun, acudió al II Hospital Popular en Chengdu a finales de agosto por problemas renales que amenazaban su vida si no lograba perder peso.
Ren Yi, subdirector del departamento de terapia de intervención del hospital, explicó que todos los intentos del pacientes por bajar de peso habían fracasado, de modo que los médicos propusieron una intervención quirúrgica.
La operación consistió en bloquear la arteria gástrica izquierda con pequeñas fibras de gelatina, una intervención mucho menos invasiva que la cirugía gástrica y, por tanto, con menos riesgos de pérdida sanguínea e infecciones.
Con esta intervención se logró cortar la irrigación a una parte del estómago donde habitan muchas células que emiten ghrelina, la hormona que estimula el apetito.
La cirugía reduce la concentración de la llamada “hormona del apetito” al matar las células indicadas y de esta forma la gente siente saciedad más rápido.
La efectividad de la intervención había sido probada en 2015 en la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.
Los investigadores estiman que con esta técnica los pacientes pueden perder hasta 10 por ciento de su peso.
Li, quien fue tratado el 6 e septiembre pasado, egresó del hospital cuatro días más tarde, pues en comparación con un bypass gástrico, la nueva técnica deja herida más pequeña y la recuperación es más rápida.
Si bien el caso de Li fue un éxito, Ren advirtió que la cirugía no es para todos, ya que, además, según lo señalador por el diario Chicago Tribune en abril de este año, todavía se requieren pruebas clínicas para garantizar la efectividad y seguridad de la operación.
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