Luego de una llamada televisada entre los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump, México y Estados Unidos confirmaron haber cerrado un acuerdo preliminar para una nueva versión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque todavía se espera la reintegración oficial de Canadá a la mesa de negociación, ya han empezado a surgir controversias sobre un producto que no ha sido incluido en los términos del documento: la marihuana.
Durante una reunión de directivos en Khiron Life Sciences (especializada en la comercialización de mariguana medicinal), el expresidente mexicano Vicente Fox señaló que el TLCAN debería incluir a esta droga como cualquier otro producto agrícola. Incluso, el empresario afirmó su esperanza que el nuevo Gobierno Federal impulse la legalización de la planta para fines recreativos en 2019.
Podemos transformar a los delincuentes en empresarios, podemos transformar a quienes no pagan impuestos y operan de forma clandestina en una industria, un sector de la economía. Creo que [la marihuana] debería ser parte del TLCAN y eso es lo que persigo. […] Somos eficientes en la producción y la agricultura, de bajo costo y competitivos.
La marihuana permanece como una de las drogas de mayor consumo en todo el planeta. Según la Encuesta Nacional Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat) 2016-2017, se registró que un 8.6 por ciento de la población mexicana mayor de edad ha consumido la cannabis al menos una vez en su vida, mientras que el 2.1 por ciento de las personas la había consumido en los pasados 12 meses. Ambas cifras representan un aumento de casi el doble con respecto a las cifras de 2011.
Mucho se han discutido las propiedades de la marihuana y sus componentes activos en la salud de las personas. En el campo de la medicina y la terapéutica, los efectos de la cannabis son depresores, por lo que se ha defendido su uso para paliar dolores y reducir inflamaciones, incluso como posible tratamiento para enfermedades mentales, reducir la adicción a otras sustancias y aligerar los problemas de control muscular o convulsiones.
Por otro lado, también se han identificado varios factores de riesgo en su uso. La Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) apunta que su consumo crónico conlleva a una probabilidad más alta de desarrollar cáncer, bronquitis o esquizofrenia. Por otro lado, Instituto Nacional on Abuso de Drogas estadounidense han advertido que su ingesta inhalada podría aumentar las posibilidades de sufrir un infarto en hasta cinco veces.