Según la FSL, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) son entornos con alta fatiga para todas las personas implicadas en ellas. Por un lado, pacientes y familiares afrontan una situación nueva en un entorno desconocido, con el estrés y los temores que este hecho conlleva.
UCI, un área con altos niveles de ansiedad
Por lo tanto, no es de extrañar que existan estudios que hablen de que el 20% de los pacientes ingresados en una UCI y el 76% de sus familiares presenten niveles de ansiedad clínica durante su estancia en UCI (Gil, 2012).
Por otro lado, los profesionales se enfrentan a diario a situaciones de enfermedad, dolor y muerte, a circunstancias límites, a la toma de decisiones inmediatas en cuestiones de vital importancia, y en numerosas ocasiones, a la comunicación de malas noticias.
A todo ello le acompañan las características propias de UCI (poca luz natural, exceso de estimulación, tecnificación…) y las propias del trabajo en sí (sobrecarga asistencial, ambigüedad de roles, urgencias, turnos rotatorios, falta de descansos reglados…) (Ortega y López, 2004).
¿Qué es la fatiga?
La fatiga compasiva (como factor general) es un término que describe a personas que desarrollan dificultad para experimentar sus propios sentimientos, desesperanza, impotencia y rabia en respuesta al estrés que padecen por ver a sus pacientes pasando por situaciones graves.
Está formada por tres componentes: la satisfacción por compasión, el burnout y la
fatiga compasiva (como componente específico) que está relacionada con la exposición prolongada a eventos estresantes que les suceden a otros durante la realización del trabajo. Por tanto, el riesgo de padecer fatiga compasiva (general) se produciría cuanto menor sea la percepción de satisfacción y mayor sea la percepción de burnout y fatiga compasiva (específica).
Factores percibidos como estresores
En lo que se refiere a cuáles son los aspectos que más estrés producen a los profesionales, estos resaltan (otorgándole mayor puntuación) factores como la sobrecarga de trabajo o la falta de recursos humanos para cubrir las necesidades. Todos estos condicionantes que son percibidos como estresantes, se podrían considerar de riesgo para el burnout.
¿Cómo pueden los cuidadores clínicos aliviar los efectos corrosivos del dolor en sus vidas?
Debemos empezar por cuidarnos más conscientemente, porque el autocuidado es el paso más proactivo y responsable que podemos dar.
Aquí hay una lista de formas simples pero efectivas en que los trabajadores médicos pueden reconectarse y reponerse:
- Ser amable con usted mismo
- Reconozca que necesita descansar, comer, hacer ejercicio, etc.
- Dedica tiempo a las cosas que te traen alegría.
- Háblalo / exprésate con alguien en quien confíes
- RISA
- Tómese un tiempo para reconocer el trabajo que realiza día tras día.
- Respirar
- Ducha
- Tomar aire fresco
- Deja que la luz entre en tu vida
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