El cáncer de seno es el cáncer más común entre las mujeres estadounidenses, excluyendo el cáncer de piel. De hecho, datos de la American Cancer Society aseguran que el riesgo de padecerlo en algún momento de la vida es de aproximadamente el 12 por ciento. Mientras tanto en México, según cifras de la Secretaría de Salud (SSa), cada año se reportan 6 mil muertes por cáncer de mama y se presentan alrededor de 23 mil casos nuevos, es decir 60 nuevos casos al día.
Recientemente un estudio realizado por investigadores del Instituto del Cáncer Tish dio a conocer que la metástasis se origina cuando los macrófagos son atraídos por los conductos de la leche, provocando una reacción en cadena que permite que las células cancerosas se diseminen a otras partes del cuerpo con mayor velocidad.
Con este hallazgo se pudo llegar a la conclusión que éstas células desempeñan un papel clave en la metástasis temprana del cáncer de mama. Además nuestro estudio desafía el dogma de que el diagnóstico temprano y el tratamiento significan una curación segura”, señalaron los autores del estudio, asegurando que sus resultados pueden ser un punto de partida para la creación de una prueba que detecte de forma más temprana este tumor.
Por otra parte investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana han hallado una manera de reconducir a estas células ‘traidoras’ al buen camino para que, lejos de ayudar al cáncer en su crecimiento y expansión a otros órganos colaboren en su destrucción.
Para tal estudio, los autores modificaron genéticamente los TAM (macrófagos asociados a tumores) para inhibir su capacidad de producción de microARN. Y como consecuencia de esta modificación no sólo se vieron destinados a suspender la síntesis de microARN, sino que incluso recuperaron su actividad original, emitiendo señales moleculares que le mostraron al sistema inmune dónde se encontraba el tumor y coordinaron el ataque para destruirlo.
Pero los beneficios asociados con la reprogramación de los TAM no acaban ahí. Los nuevos ‘TAM’, además de recuperar su funcionalidad original, también parece que ayudan a mejorar la eficacia de algunos fármacos inmunoterápicos ya aprobados frente al cáncer.
Los TAM reprogramados mejoraron de forma muy significativa la eficacia de la inmunoterapia”, aseguró Michele De Palma, director de la investigación