No es casualidad que las personas que practican yoga o tai-chi se vean en apariencia más jóvenes de lo que realmente son, contrario a las personas que ocupan cargos de mucha responsabilidad y poder, que parecen mucho mayores. La causa verdadera que se esconde detrás del estrés y de otros factores, como consecuencia directa del envejecimiento, es la manera de respirar.
Las consecuencias directas, cuando nos enfrentamos a situaciones estresantes, las recibe nuestro sistema para respirar: la respiración se hace más corta y superficial. Produciendo un desequilibrio entre el dióxido de carbono y el oxígeno, resultando en la afectación de los demás sistemas: circulatorio, digestivo, nervioso e incluso, nuestras células, que requieren del oxígeno, para proporcionarnos energía. Lo que tiene como consecuencia directa la oxidación y la creación de radicales libres que causan el envejecimiento celular.
El punto fundamental para un buen respirar es la atención y la consciencia con la que realizamos esta acción. Tomar consciencia de la forma en que respiramos es el primer paso para generar una conexión entre la mente y el cuerpo, brindando múltiples beneficios a nuestro organismo:
- Se aclara la mente, se silencia y crea un estado de bienestar.
- Se estabiliza la columna y se da mayor movilidad a las extremidades.
- Se mejora el sistema inmunológico.
- Se eliminan toxinas.
- Se oxigenan los músculos, proporcionando un estado de relajación.
- Se obtiene el control absoluto sobre los movimientos del cuerpo.
- Es mayor la propiocepción.
Además, cuando se realiza la respiración volitiva, se altera, de forma positiva, la conectividad entre las partes del cerebro, permitiendo un mayor y mejor desempeño en las actividades cognitivas.
Si respiramos de forma consciente y constante podremos experimentar consecuencias inesperadas:
- Percibimos un mayor grado de consciencia.
- Empezamos a tener ideas claras, plenas y completas.
- Usamos una mayor parte de nuestro cerebro.
- Aumenta nuestra inteligencia, percepción, integración y concentración.
Al controlar la respiración se desencadenan una serie de respuestas que nos permiten pensar con mayor claridad y rendir mejor, incluso bajo presión. Desaparecen el agotamiento, la ansiedad y la depresión, la respiración controlada recarga el cuerpo de energía y vitalidad.
Al respirar de forma consciente y constante se logra la estabilidad emocional y la salud en general mejora, pues sus beneficios se extienden a todo el organismo, los beneficios de la respiración correcta, pausada, consciente y constante se sienten de inmediato.
Al ser la respiración nuestra compañera inseparable y nuestra conexión con la vida, estamos en la obligación de utilizarla de la mejor manera y aprovechar todos sus beneficios. Cuando respiramos con consciencia logramos extraer la energía vital del oxígeno, proporcionándole a nuestro organismo vitalidad, energía y salud. La respiración nos nutre, nos sana y nos ayuda a expandir nuestra percepción, nos brinda calma y nos permite tomar decisiones correctas.
Al realizar la respiración de forma consciente y constante se disminuyen los niveles de estrés y ansiedad a los que estamos sometidos en nuestra rutina diaria y nos brinda seguridad, calma, salud; nos ayuda a controlar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, permitiendo el control de nuestro cuerpo físico.
En la respiración consciente y constante está el secreto de la salud, la longevidad, la tranquilidad, la inteligencia y la felicidad, y nos ayuda a convertirnos en la mejor expresión de nuestro ser. 1
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