Según cifras dadas por la Asociación Child Trauma, cada año en Estados Unidos más de 5 millones de niños experimentan algún suceso traumático extremo. Estos incluyen los desastres naturales (por ejemplo, tornados, inundaciones, huracanes), los accidentes automovilísticos, enfermedades potencialmente mortales y procedimientos médicos dolorosos asociados, abuso físico, asalto sexual, presenciar violencia doméstica y el secuestro o la repentina muerte de un padre.
Lamentablemente más de 40 por ciento de estos niños desarrollará alguna forma de problema neuropsiquiátrico crónico que puede afectar significativamente su funcionamiento emocional, académico y social. La mayoría de estos problemas neuropsiquiátricos se clasifican como trastornos de ansiedad, siendo los más comunes el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Asimismo un estudio reciente realizado por la Asociación Americana del Corazón reveló que padecer uno de estos sucesos también puede hacer que el menor sea más susceptible a una enfermedad cardíaca en la edad adulta.
La AHA llegó a esta conclusión luego de una revisión a estudios publicados de casos de adultos con problemas cardíacos que de pequeños sufrieron alguna experiencia traumática.
Hablamos de niños y adolescentes que experimentan abuso físico y sexual, y que son testigos de la violencia, la tragedia real es que los niños se expongan a esas experiencias traumáticas en primer lugar. Tristemente, las consecuencias negativas de experimentar esos eventos no acaban cuando acaba la experiencia. Duran muchos años tras la exposición”, aseguró Shakira Suglia, presidenta de la AHA.
Y aunque aún no está claro por qué afectan a la salud del corazón, la investigación sugiere que las reacciones conductuales, de salud mental y biológicas al estrés elevado podrían tener un rol. A pesar de esto los autores del estudio aseguran que las evidencias son observacionales, y que no prueban que haya causa y efecto.
Otra investigación realizada por investigadores de la Universidad de Harvard evaluó a más de 6 mil 700 personas desde los 7 hasta los 42 años de edad y calificó síntomas de depresión, agitación, mala conducta, hostilidad, ansiedad y arrojó como resultado que el riesgo de enfermedad cardíaca y trastornos metabólicos fue más alto entre los que experimentaron estrés durante toda su vida. Asimismo los que sufrieron distrés psicológico solo en la niñez o solo en la adultez también tenían un riesgo más alto que los que no pasaron por periodos emocionales tormentosos.