La mayoría de los pacientes tienen ciertas ideas preconcebidas acerca de las personas que atienden su salud. Tal vez tú lo has notado al momento de entablar una plática dentro del consultorio o simplemente cuando hablas con tus familiares. Aunque existen ciertos mitos, uno de los más grandes es que los médicos nunca se enferman.
Para estudiar Medicina se requiere de soportar una extensa etapa formativa y el campo laboral está llenó de obstáculos. No cualquiera puede soportar este estilo de vida, pero la realidad es que en ocasiones se piensa que los médicos superhéroes. Desde un punto de vista pueden serlo debido a que se dedican a salvar vidas, pero eso no implica que estén exentos de enfermarse.
Ser médico, una profesión de alto riesgo
En realidad, todo el personal que labora en clínicas y hospitales presenta un mayor riesgo a presentar infecciones o problemas de otro tipo. Están rodeados de un ambiente lleno de virus y bacterias que atentan contra su salud. Además, los médicos que a diario ofrecen consultas, están en contacto directo con pacientes que acudieron por estar enfermos. Eso significa que su riesgo es mayor al del resto de la población.
De igual forma, muchas veces los pacientes tienen la idea de que al ser médicos, ellos son inmunes a los problemas comunes como resfriados o tos. La realidad es completamente distinta porque portar una bata no significa que sea imposible que se enfermen.
Otro punto a considerar es el relacionado con la salud mental. Se ha comprobado que los profesionales de la salud sufren de intensos problemas de estrés y fatiga laboral. Eso suele desembocar en el Síndrome de Burnout y, en casos extremos, conducir al suicidio.
Es claro que ser un médico otorga diversas recompensas y satisfacciones, pero al final se trata de personas normales. En realidad, en muchas ocasiones por cuidar la salud de los pacientes llegan a descuidar la propia. Algunos piensan que es absurdo ver a un médico enfermo cuando es algo simplemente natural.