En reiteradas ocasiones se ha hecho énfasis en la importancia de las actividades físicas para la salud. Es muy importante promover el deporte desde edades tempranas, pero siempre se debe hacer con cuidado. Cualquier deporte implica cierto riesgo para la integridad de las personas, en especial para el campo de la visión.
En este caso en particular, quienes están más expuestos son los niños menores de 12 años. El motivo es porque los traumatismos oculares directos son la causa principal de ceguera en este sector de la población.
Practicar deporte, pero siempre con precaución
Especialistas del Consejo Optometría México (COM), conscientes de esta situación, aclaran que el proceso de visión en los niños se desarrolla al 100 por ciento en los primeros ochos años de vida. Por esto, la agudeza visual que se haya alcanzado en esta etapa, será la base sobre la que se desarrolle la visión a futuro. Si existen defectos refractivos, patologías oculares u otros problemas que no se diagnostiquen y traten durante este periodo, es muy probable que se conviertan en crónicos e irreversibles.
Estadísticas del Stanford Children’s Health (SCH) informan que en Estados Unidos, por ejemplo, de los más de 30 millones de niños y adolescentes menores de 14 años de edad que participan en algún tipo de deporte organizado o en alguna actividad recreativa, sufren cerca de 3.5 millones de lesiones cada año. Además, casi una tercera parte de todas las lesiones que se producen en la infancia están relacionadas con los deportes.
Pero de acuerdo con el COM, un 90 por ciento de las lesiones oculares en el deporte pueden ser prevenidas con el uso de lentes de protección adecuados. Por ejemplo, los niños pueden usar lentes de contacto para practicar deporte de manera segura. De igual forma, las revisiones optométricas pediátricas son fundamentales para evitar problemas de base como los defectos refractivos, estrabismo y ambliopía u ojo flojo. Todos pueden condicionar la visión, la calidad de vida y el rendimiento deportivo.