Investigadores de la Universidad de Oxford, Inglaterra, se dieron a la tarea de demostrar de qué manera los diferentes tonos de la luz afectarían el sueño y la vigilia.
Para tal propósito los expertos dirigidos por el neurocientífico Stuart Peirson realizaron una serie de estudios con roedores teniendo la luz como protagonista.
“Cuando los ratones estuvieron expuestos a la luz durante la noche, se quedaron dormidos, pero notamos que al mismo tiempo sus niveles de corticosterona (glándula que ayuda a regular el estrés) aumentaron lo que causó un periodo de excitación durante la vigilia. Nuestro siguiente objetivo fue entender cómo se relacionan estos dos efectos y la forma en que están relacionados a un pigmento sensible a la luz conocido como melanopsia, de quien sabemos es trascendental en el reloj biológico de las personas”, dijo Peirson.
En otra etapa del experimento, los científicos expusieron a los ratones a tres diferentes tonos de luz: violeta, azul y verde. “Esperábamos que la luz azul ocasionara un sueño más rápido, pero fue la luz verde la que lo logró entre 1 y 3 minutos. Descubrimos que los tomos violeta y azul retrasan el sueño. Además obtuvimos los siguientes resultados: con la luz azul el inicio del sueño se dio entre 16 y 19 minutos; con la luz violeta fue entre 5 y 10 minutos. Esto podría demostrar que la melanopsina puede ser necesaria para los efectos de longitud de onda de la luz sobre el sueño”, dijo Stuart Peirson.
El científico explicó que este pigmento podría afectar tanto al ojo como al cerebro por lo que la luz artificial puede influir en el estado de alerta y en la etapa del sueño de las personas.