La atención a pacientes es una de las actividades más complicadas y complejas que existen. Por eso se requieren tantos años de formación universitaria e inclusive al egresar de la escuela debe continuar la preparación. Mientras que otro aspecto a considerar es que en cualquier momento se pueden cometer fallas de diversa índole. Aunque una de las más temidas y que debes evitar es la mala praxis médica.
En ese sentido, una de las principales recomendaciones de la profesión es siempre seguir las indicaciones de las Guías de Práctica Clínica. Están diseñadas para estandarizar la atención y facilitar tu trabajo dentro del consultorio. Pero la realidad es que uno de sus mayores problemas es que no todos los pacientes son iguales. Aunque presenten la misma enfermedad cada caso es único por las características de cada persona.
¿Qué es una mala praxis médica?
La Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) describe a la mala praxis como toda infracción de parte del médico del deber propio de su profesión y más concretamente del deber de actuar con la diligencia objetivamente exigida por la naturaleza del acto médico que se ejecuta, según las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Se refiere a la responsabilidad profesional por los actos realizados sin seguimiento a la diligencia o el beneficio del paciente y se identifica frecuentemente a partir de uno o más errores injustificados, por lo que implica culpa y por tanto, responsabilidad de parte del médico.
A su vez, está dividida en cuatro categorías reconocidas legalmente y son las siguientes:
- Negligencia: descuido de precauciones y atenciones calificadas como necesarias. Cuando a pesar de tener el conocimiento no se aplica y se provoca daño.
- Impericia: falta de capacidad y experiencia, de conocimientos técnicos y prácticos. Cuando se actúa sin tener el conocimiento y se genera daño.
- Impericia temeraria: sometimiento a riesgos innecesarios a causa de falta de conocimiento.
- Dolo: Maquinación o artificio para dañar a otro. Siempre es punible ya que viola conscientemente la ley.
Diferencias con el error médico
En ocasiones se confunde a la mala praxis médica con el error médico aunque en realidad se trata de conceptos distintos. Para que exista la primera debe haber culpa en la actuación del doctor, mientras que en el segundo tipo pueden interferir factores de tipo institucional como la burocracia, la carencia de insumos o recursos humanos suficientes o la falta de políticas públicas adecuadas, entre otros factores.
A partir de lo anterior, para comprobar la mala praxis médica también debe confirmarse la existencia de ciertos elementos que permitan establecer que efectivamente estos estuvieron presentes durante el acto médico. Tal es el caso del uso de insumos inapropiados, presencia de actos de violencia o simulación, la transgresión a normas y/o reglamentos, la realización de actos sin sanción previa en comités o comisiones, problemas en la calidad de la atención, la ocurrencia de lesiones injustificadas y la comprobación de remuneraciones fraudulentas.