A propósito de que cada 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial Contra la Obesidad, es indispensable tener en cuenta tu papel como profesional de la salud. El simplemente platicar con tus pacientes puede ser suficiente para prevenir enfermedades.
Al respecto es importante señalar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que al menos en 2016 existían mil 900 millones de adultos con sobrepeso. En la actualidad la cifra es todavía mayor porque las tendencias van a la alza. Por eso te compartimos cuatro consejos que es necesario que menciones con frecuencia a tus pacientes para prevenir o combatir la obesidad.
- Contar con una alimentación variada
Incorporar frutas, verduras y alimentos no procesados a la dieta diaria es vital para prevenir múltiples enfermedades y reducir el riesgo de aumentar de peso. El consumo variado de alimentos puede asegurar una ingesta adecuada de nutrientes esenciales para el cuerpo. Recuerda siempre indicar que una dieta saludable debe contener alimentos naturales como lo son las bebidas vegetales y los frutos secos. - Actividades físicas sencillas
Las actividades físicas ayudan para prevenir la obesidad. Le tienes que dejar en claro a tus pacientes que no es necesario realizar extenuantes rutinas en el gimnasio sino hacer algo básico y sencillo. Caminar durante 10 minutos al día o utilizar las escaleras en lugar del elevador son acciones simples por las que se puede empezar. - Evitar las grasas y azúcares
No olvides recordarle a tus pacientes que al momento de elegir qué comer durante el día es muy importante que seleccionen alimentos con la menor cantidad de grasas o azúcares. Una gran forma de hacerlo es leer las etiquetas de los productos y así evitar los que resulten potencialmente dañinos. - Revisiones médicas frecuentes
El mayor problema del mexicano es que piensa que sólo se debe acudir con un médico cuando están enfermos. La realidad es que cualquier día es perfecto para hacerlo. En ese sentido, lo ideal es que cada persona se realice una revisión médica general al menos una vez por año. De esta forma se pueden identificar las anomalías desde sus primeras manifestaciones y así actuar lo más pronto posible.