En diferentes partes del mundo –e incluso de nuestro propio país– han acontecido una serie de eventos que han llevado a la humanidad, y al planeta mismo, a padecer las consecuencias del hambre, la pobreza, las guerras, los desastres naturales, el cambio climático, la falta de educación, la falta de acceso a los servicios de salud, la delincuencia y la enfermedad, entre muchas otras cosas. En pocas palabras, y en lo que compete al ser humano, todo lo anterior se reduce a desigualdad e iniquidad.
A raíz de lo anterior, en el año 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en conjunto con diferentes organizaciones humanitarias y líderes mundiales, estableció ciertos Objetivos de Desarrollo Sostenible (The Sustainable Development Goals) un listado de 17 objetivos globales para ser cumplidos para el año 2030.
¿Por que es importante este tema para profesionales de salud?
Varios de los objetivos acordados requieren de un enfoque multidisciplinario, así como de la implementación de políticas de salud; sin embargo, de los 17 objetivos planteados, el que más nos compete como profesionales de la salud es el número 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Asimismo, este objetivo se desglosa en 9 metas específicas:
- Reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100 mil nacidos vivos.
- Poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando así que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos a 12 por cada mil nacidos vivos y la mortalidad de los niños menores de 5 años al menos a 25 por cada mil nacidos vivos.
- Poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles.
- Reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar.
- Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.
- De aquí a 2020, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de trafico en el mundo.
- Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.
- Lograr la cobertura universal de salud, incluida la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas inocuos, eficaces, asequibles y de calidad para todos
- Reducir considerablemente el numero de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y por la polución y contaminación del aire, el agua y el suelo.
Si bien es cierto que la mayoría de estas metas requieren de la implementación y aplicación de ciertas políticas de salud, así como de la movilización de recursos financieros por parte del sector público, nosotros, como profesionales de la salud, jugamos un papel determinante en la prevención y tratamiento de varios de lo problemas de salud incluidos en este objetivo.
Por ejemplo, la prevención y tratamiento de las enfermedades no transmisibles, las cuales matan a más de 40 millones de personas cada año; la prevención y tratamiento del SIDA y tuberculosis; la promoción y el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, entre muchas otras.
En cierta medida, los que tendrán un mayor impacto serán aquellos profesionales de la salud que trabajan en el sector publico o que están afiliados a organización filantrópicas dedicadas a mejorar la calidad de salud en las poblaciones mas vulnerable.
Finalmente, los 16 objetivos restantes requieren de la acción de todos nosotros, no como profesionales de salud, sino como personas que habitamos este planeta.