El cáncer, en sus diferentes tipos, se ha convertido en una de las enfermedades más peligrosas de todo el mundo; como resultado de lo anterior, los tratamientos para combatirlo, eliminarlo o reducirlo son también utilizados en cada vez más pacientes. Aunque recientemente se han empezado a utilizar opciones que aprovechan el sistema inmune, uno de los métodos más usados es todavía la quimioterapia.
Entre las principales desventajas de la quimioterapia destaca el deterioro de muchos sistemas sanos en el organismo, entre ellos la capacidad para percibir olores y sabores. Estas anormalidades pueden persistir desde días y hasta meses después de haberse terminado el tratamiento. Aunque no se conoce exactamente el funcionamiento detrás de este fenómeno, una investigación ha identificado que la leche podría aliviar dichos síntomas.
A través de una publicación en la revista Food & Function, investigadores del Colegio Tecnológico de Virginia han propuesto que la lactoferrina, un compuesto característico de la leche y la saliva, podría ayudar a aliviar los efectos TSA de las quimioterapias. Al respecto, Susan Duncan, profesora en la institución, afirma que muchas veces estos efectos adversos provocan que los pacientes sufran de poco apetito, pérdida de peso, depresión y malnutrición.
Nuestra investigación muestra que un suplemento diario de lactoferrina provoca cambios en el perfil de proteínas de la saliva de los pacientes con cáncer, cambios que podrían ser determinantes para proteger sus papilas gustativas y su percepción de olores. Estos descubrimientos podría ayudar a desarrollar biomarcadores enfocados a TSA y estrategias que mejoran la calidad de vida durante la quimioterapia.
Inicialmente, la lactoferrina fue utilizada para tratar el sabor metálico en la boca que muchos pacientes reportaban tras las sesiones de quimioterapia. Aunque la principal función de esta proteína es funcionar como parte de la primera línea de defensa en el sistema inmune, la investigación apunta a que se puede utilizar también para modificar el entorno de la saliva.
Además de recuperar su capacidad normal para oler y degustar, los pacientes de quimioterapias también podrían beneficiarse de una respuesta inmune superior en la cavidad oral. En específico, los investigadores aseguran que también se podrían reducir el estrés oxidativo y la incidencia de algunas infecciones bucales con la aplicación de esta terapia.