En los últimos años, la incursión de las nuevas tecnologías ha sido más que evidente en el campo de la medicina, de modo que podría pensarse que en la actualidad el uso de los recursos digitales se encuentra en etapa avanzada, sin embargo, en aspectos como la prescripción médica electrónica los desarrollos aún se encuentran en pañales.
Según lo señalado en el documento “El panorama en desarrollo de la prescripción electrónica. Oportunidades para la industria farmacéutica y sector salud” generado por la renombrada consultora Deloitte, se detalla que en diciembre de 2008 en Estados Unidos apenas “el 6.6 por ciento de los 1.57 mil millones de recetas elegibles para su inclusión en el proceso de prescripción electrónica fueron de hecho enviadas por esta vía”.
No obstante, aunque el volumen de mensajes de prescripción electrónica total se duplicó entre 2007 y 2008 (alcanzó más de 240 millones), el rango de implementación entre los médicos particulares, señala Deloitte, fue de sólo 12 por ciento.
Las razones de la baja adopción de las recetas electrónicas entre los médicos las resume en tres aspectos principales:
- Costos para adoptar estos sistemas (sobre todo en la práctica clínica de menores dimensiones).
- Dificultad para las pequeñas farmacias de dar soporte a la recepción de recetas médicas electrónicas.
- Inquietudes de los grupos de interés (como la seguridad de datos, el impacto en el trabajo diario de los médicos, la facilidad para usarse, entre otras).
No obstante, aunque la mínima adopción de este tipo de prescripción puede tener diferentes explicaciones entre los participantes del campo de la salud, lo cierto es que se vislumbra su aplicación masiva a mediano o largo plazo.
Al respecto, Deloitte señala que en México, así como se ha buscado controlar el uso y suministro de antibióticos, esto tenderá a pasar con todo el segmento de fármacos de clase IV, aquellos que la Ley General de Salud estipula deben surtirse exclusivamente con receta médica (aunque en el día a día no se respete estrictamente este principio), de tal suerte que la industria farmacéutica nacional deberá buscar la homologación sanitaria con los países desarrollados.
Esto significa que la implementación de la receta médica electrónica se valorará como un medio que facilitaría en determinado momento el control de todas las operaciones de la industria cumpliendo así no sólo con la regulación en venta y administración de medicinas, también facilitaría adaptarse a los cambios del campo de la salud tendientes a garantizar la atención oportuna y eficaz hacia el paciente, así como apoyar el trabajo de farmacovigilancia de los entes reguladores de las distintas naciones.
Por ello, en México, en un primer intento para igualar estos estándares, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados aprobó en 2011 la expedición de recetas electrónicas, para aprovechar las tecnologías de la información en beneficio de la población, y hoy la la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) pone a disposición de los médicos un portal en el que pueden solicitar recetarios electrónicos (para acceder a la página de la Comisión da clic aquí).
Aunque actualmente muchos médicos mexicanos desconocen cómo acceder a las recetas médicas digitales, sobra señalar que es momento de tener más aproximaciones con este recurso, antes de que el futuro nos alcance.
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