A pesar de ser los médicos las personas encargadas de atender y cuidar los problemas de salud de la población en general, no se puede negar que están expuestos a situaciones muy complicadas que los pueden conducir a eventos de ansiedad y depresión, que lleva a esta hermosa profesión a ser una de las que tiene el más alto índice de suicidios en el mundo.
Debido a que es un problema de salud pública, es necesario prestar atención especial al suicidio, por desgracia su prevención y control no son una tarea fácil y aunque es posible de llevar a cabo, son necesarias una serie de actividades que van desde la educación, el tratamiento eficaz para los trastornos mentales, el control medioambiental de los factores de riesgo, el compromiso de toda la comunidad y campañas de sensibilización del problema.
Los profesionales de la salud que intentan o cometen suicidio, muestran los primeros síntomas desde la etapa formativa, pues es allí donde inician las dificultades emocionales debido al estrés, la ansiedad y la presión por el agitado ritmo en el aprendizaje y desempeño de la profesión.
Los estudios realizados por la Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés), señala que los diagnósticos más comunes están relacionados con trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancias y alcoholismo.
Entre las especialidades que tienen las tasas más altas de suicidio se encuentran los anestesiólogos, los médicos cirujanos y los médicos de los servicios de urgencias. Tres de las especialidades que más estrés y angustia generan debido a la presión generada por la inmediatez.
El panorama en Colombia no está muy alejado de la ocurrencia del suicidio en el mundo. Y en nuestro caso específico, a los motivos antes mencionados se suman otras razones como la sobrecarga emocional de atender personas en situación vulnerable y con alto sufrimiento; la auto exigencia estimulada desde la formación y que les exige dar lo mejor de ellos mismos; además la alta competitividad que hay entre colegas y jefes, que contribuye al aislamiento, limitando las posibilidades de buscar y recibir apoyo y tratamiento médico adecuado a sus trastornos mentales y emocionales.
¿Cuál podría ser la razón para que, siendo profesionales de la medicina, con conocimientos de psiquiatría, no consulten cuando descubren que están presentando síntomas depresivos? Además de las ya nombradas, el miedo a ser estigmatizados y señalados como enfermos mentales, es que muchos médicos oponen resistencia a buscar ayuda psiquiátrica con la que podrían salvar sus vidas.
La negación es el factor inconsciente por el cual muchos doctores se resisten a admitir que tienen problemas emocionales y mentales, creyendo erróneamente que esforzándose más podrán solucionar sus problemas, incrementando el agotamiento y la decepción.
El gremio médico no deja de soñar con el día en que su profesión sea dignificada, su asignación salarial sea justa y puedan descansar el tiempo suficiente para recuperarse, sin embargo, este sueño aumenta la presión sobre la necesidad de preservar la valiosa vida de estos profesionales.
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