De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud (SSa), el 82.2 por ciento de los mexicanos está afiliado a servicios de salud pública. A pesar de ser una cifra elevada, no significa que todos ellos asistan cuando lo requieren. De hecho, se considera que en realidad sólo la mitad de los derechohabientes optan por acudir.
Lo anterior resulta paradójico aunque tiene varios motivos. El mayor tiene relación con las deficiencia del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y la SSa. Se considera que el tiempo que se tiene que esperar para recibir atención es el causante de que los pacientes opten por otras alternativas.
De esta manera, quien más se ha visto beneficiado es la salud privada. Es por eso que los consultorios privados o los anexos a farmacias cada vez son más numerosos y cuentan con más sucursales. Más allá del factor económico, el evitar largos tiempos de espera es la principal motivación de los pacientes.
Tan sólo el año pasado se dio a conocer que los consultorios anexos a farmacias ya brindan más citas al día que el IMSS. Esto muestra el éxito de un negocio y la pérdida que comienza a tener la salud pública.
Otro aspecto a considerar es el desabasto de medicamentos en la salud pública. Un problema preocupante es que cada vez son más las unidades que no cuentan con el mínimo suficiente de medicinas. El mayor afectado es el paciente, quien no puede surtir por completo su receta.
Por lo antes mencionado, algunos especialistas exponen que las debilidades de la salud pública son las fortalezas de la privada. Mientras que el número de derechohabientes del IMSS e ISSSTE cada vez es mayor, quienes acuden a citas médicas ha disminuido.