“Si no nos defendemos entre nosotros, quién lo hará”. En las últimas semanas he podido percatarme de la relevancia y validez que estas palabras tienen dentro del gremio médico, pues se defienden entre sí a capa y espada, reservando el veredicto final sobre el correcto o incorrecto proceder a los propios médicos.
La medicina, al igual que cualquier otra actividad desempeñada por humanos, cuenta con un lado negativo, mismo que hemos abordado en varias ocasiones en Saludiario. Desde denuncias presentadas por particulares por presunta mala praxis, pasando por informes realizados por ONG’s donde se hace hincapié a la mala atención médica brindada a ciertos grupos demográficos y hasta estudios que hablan sobre abuso sexual por parte de los profesionales de la salud.
La realidad de las cosas es que ninguno de los artículos citados anteriormente tiene como objetivo hacer quedar mal la labor de los médicos, quienes en su mayoría son héroes que dedican su tiempo a salvar vidas, sino simplemente hacer de su conocimiento situaciones que, quieran o no, existen y cuyo conocimiento podría serles de utilidad en algún momento.
Sí, comprendo que en muchas ocasiones estos estudios los hacen parecer los villanos de la película y que de quedarse cruzados de brazos quizás puedan terminar por convertirse en la profesión estigmatizada como ya sucede con policías y políticos, a quienes inmediatamente tachamos de corruptos, a pesar de que existan entre sus filas buenos elementos. Como bien dice el dicho, “crea fama y échate a dormir”.
Pese a todo lo anterior, no creo que jamás lleguemos a estos extremos dentro de la medicina. Es inevitable que haya médicos malos, como es inevitable que haya pacientes insoportables, políticos corruptos o policías coludidos con los criminales. Entonces el objetivo consiste en asegurarnos que estas manzanas podridas sean las menos posibles y parte fundamental para reducir este número es darnos la oportunidad de leer este tipo de estudios que nos permiten conocer lo que los médicos están haciendo mal (ya sea en México o en cualquier otra parte del mundo), pues sólo cuando reconocemos nuestros errores y abrimos los ojos a la realidad que nos rodea es cuando podemos comenzar a modificarla.
Fuera de eso la unión que existe entre los médicos me parece simplemente excepcional, ver la forma en que se defienden unos a otros, ver la forma en que pueden dejar las diferencias que puedan existir entre ellos para marchar codo a codo y exigir sus derechos es simplemente increíble y si como sociedad nos comportáramos así, muchas cosas serían diferentes.