Muchas son las funciones que desempeñan nuestros dientes en la nutrición, digestión, masticación y estética dental, todas ellas esenciales en el aspecto vital. Una de las cosas fundamentales que debemos hacer por nuestros dientes y encías es mantener una buena higiene bucal. Los dientes sanos brindan un buen aspecto a las personas haciéndolas sentirse bien, además de permitirle hablar, comer apropiadamente y tener bienestar general.
El ritmo de vida hoy en cualquier lugar del planeta, los hábitos alimenticios, el estrés, el comer a destiempo, cambios biológicos y fisiológicos exigen prestar atención a una problemática de salud pública como lo es la salud bucal, los efectos de las enfermedades bucodentales en términos de dolor, sufrimiento, deterioro funcional y disminución de la calidad de vida son considerables y costosos. Los tratamientos están representados entre el 5% y 10% del gasto sanitario de los países industrializados y está por encima de los recursos de muchos países en desarrollo.
El cambio en las condiciones de vida incrementa la probabilidad de que la caries dental aumente en muchos países, debido al creciente consumo de azúcares y a una exposición insuficiente al flúor. La mayoría de los niños del mundo presentan signos de gingivitis (sangrado de las encías), y entre los adultos son comunes las periodontopatías en sus fases iniciales. Entre el 5% y el 15% de la mayoría de los grupos de población sufre periodontitis grave, que puede ocasionar la pérdida de dientes. A escala mundial se establece que el tabaquismo es un factor de riesgo clave en las periodontopatías, seguido del cáncer de boca, el octavo en frecuencia entre la población masculina.
La falta de calcio y micronutrientes, el tabaquismo, determinantes socioculturales como la pobreza, el bajo nivel de instrucción y la falta de tradiciones que fomenten la higiene bucodental están relacionadas con la salud oral. Los países deberán velar por que se haga un uso adecuado del flúor para prevenir la caries dental, al tiempo que deberán tener en cuenta que la insalubridad del agua y la falta de higiene son factores de riesgo medioambientales para la salud en general.[1]
Cabe anotar dos parámetros para medir la calidad de vida relacionada con la salud oral: el OHRQoL (Oral Health related Quality Of Life: OHRQoL), este evalúa los impactos orales en actuaciones diarias como: comer, hablar, higiene de los dientes, sonreír, así como también la estabilidad emocional y contacto social, y el Child-OIDP (Child Oral Impacts on Daily Performances), donde se enmarcan cuatro categorías: factores funcionales, psicológicos, sociales y la existencia de molestias o dolor, encontrándose que entre los mayores problemas bucales que afectan a los niños están: color y posición de los dientes y entre las actividades más afectadas debido a problemas bucales se destacan comer, sonreír y cepillarse.
Los odontólogos, los médicos y todos en general estamos llamados a la prevención y recuperación de la salud bucal, así como la promoción de un estilo de vida saludable.
[1] (Salud, 2004)
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