Hagamos un recuento: recortes en salud, abusos de algunas autoridades sanitarias, falta de insumos y equipos de protección, médicos despedidos por denunciar carencias, encarcelados, clínicas quemadas y profesionales de la salud agredidos, golpeados e incluso asesinados. Los médicos sienten que no son escuchados y el pesimismo y la desesperanza se apodera de muchos ¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar? Compañeros, nos falta agitarnos, sacudirnos el miedo.
Es falso que en el gremio no exista liderazgo y no tengamos organización. Al contrario, el gremio médico es uno de los mejor organizados del país, el problema es que nuestras sociedades, asociaciones y demás organizaciones las usamos para fines académicos y científicos. Nos hemos olvidado de que también deberían tener una función social y política. Tenemos los liderazgos y las organizaciones, nos falta sacudirnos el miedo y comenzar a hablar de legislación médica, violencia en contra de los médicos y defensa de los derechos médicos entre nosotros, en nuestros hospitales, en nuestros congresos, seminarios y reuniones.
Tenemos que reconocer que los casos como los del Dr. Luis Alberto Pérez, Gerardo Grajales y la Dra. Mélida Honorato no son casualidades o casos aislados, son el resultado de un sistema de salud que requiere grandes cambios en su marco jurídico y en su operación. Los médicos tenemos las herramientas para lograr el cambio, es sólo cuestión de sacudirnos el miedo y dejar la parálisis. No existe una fórmula mágica para lograr un cambio inmediato, debemos de reconocer que los cambios toman tiempo y en la actualidad existen datos claros de que el gremio médico está recuperando su fuerza política y social. Existen pasos sencillos que todos podemos tomar:
1. Informarse: Todo médico debe de saber quién es el Dr. Grajales, la Dra. Honorato y lo que les sucedió a cada uno de ellos. En esta época es inexcusable no estar informado. No podemos defendernos si no sabemos qué sucede.
2. Reconocer la importancia de las redes sociales: Es innegable que las redes sociales han sido parte importante de muchos movimientos sociales e incluso revoluciones a nivel mundial. Existen grupos de médicos en todas las redes sociales que de manera regular comparten noticias y reflexiones. Informarse, compartir información verídica y denunciar mentiras es muy importante en nuestros días. Las redes sociales comparten la agitación a todos los rincones del país. Algunos se burlan del activismo en redes sociales, pero se equivocan. Las redes sociales son esenciales para transmitir mensajes y sumar apoyos.
3. Las sociedades, academias, confederaciones pueden ayudar a generar cambios: Hacer política no es robar o hacer maldades, debemos de quitarnos eso de la cabeza. Hacer política es participar en las decisiones estatales. No conozco médico que no pertenezca a por lo menos una sociedad. Estamos organizados, pero no utilizamos esas organizaciones para defender nuestros intereses. Las diversas agrupaciones médicas deben de incorporar a sus congresos, reuniones y seminarios temas de legislación en salud y hablar de temas tan importantes como violencia en contra del personal médico. Por experiencia les digo que si alguien puede aprenderse el ciclo de Krebs puede saber la legislación aplicable a su especialidad. Las leyes no son tan complicadas y hace mucha falta cambiarlas, pero para cambiarlas primero debemos de conocerlas. Los legisladores, en general, están abiertos a escuchar ideas de la comunidad médica. Créanme, es posible llevar ideas a los congresos locales y federal, sobre todo si vienen de academias o sociedades médicas.
4. Manifestaciones y marchas: Es importante entender que son parte de un proceso y las cosas no van a cambia por el simple hecho de salir a marchar. A veces vemos a la gente frustrada porque al día siguiente de la marcha nada cambió. Paciencia, las movilizaciones son parte de algo más grande. Estas actividades ayudan a visibilizar los problemas, a crear un sentimiento de comunidad y, sobre todo, a sacudirnos el miedo. Cuando alguien está en medio de una marcha de miles de personas que quieren lo mismo es imposible no sentir algo de optimismo por el cambio. Aunque sean sólo cien personas, uno conoce gente, platica y se da cuenta que no es tan grave estar en la calle con una pancarta por algunas horas. Las marchas son un medio, no un fin, tengamos eso en cuenta cuando juzguemos su efectividad.
5. Apoyar candidaturas médicas para los congresos locales y federales: Somos una comunidad grande y fuerte, que con la pandemia estamos en el centro de la opinión pública, debemos de cambiar el país, sin fobias o filias partidistas, con la convicción de que un sistema de salud sano y eficiente es la base de un país libre y próspero. Creo que muchos no se dan cuenta, pero si nos organizamos podríamos tener varios puestos en los congresos. Nadie va a cambiar las cosas por nosotros, tenemos que hacernos del poder para cambiarlas.
6. No ser tan duro con los otros médicos: Todos hemos escuchado que el peor enemigo de un médico es otro médico. La verdad es que entre nosotros podemos ser muy exigentes. Fomentemos el trato amable entre nosotros. Una fuente importante de violencia en el campo médico es la violencia interna, es decir, la que se da entre colegas. Necesitamos hablar de ese tema también, a nadie nos gusta, pero la única forma de arreglar los problemas es hablando de ellos. Reconozcamos que la violencia entre médicos existe y busquemos soluciones.
Por último, no se desesperen, el caso del Dr. Grajales es una prueba para todos. No se trata de defender o no a alguien si actuó mal, lo que exigimos es que cada médico que vaya ante la justicia tenga un juicio justo, que se respete su presunción de inocencia, no se le fabriquen delitos y se actúe conforme a derecho. Yo no sé si el Dr. Grajales es inocente o culpable, pero para mí es inocente hasta que se demuestre lo contrario en un juicio justo.
El caso del Dr. Grajales es testimonio de la debilidad y fuerza del gremio médico. Gracias al apoyo de todos se ha convertido en un caso de interés nacional y, por lo mismo, ya fue atraído por la CNDH y al doctor se le levantó la prisión preventiva. Son pequeños logros que hablan de que nos estamos haciendo escuchar.
Si le interesó mi columna, lo invito a leer mi libro: En la residencia médica, publicada en Amazon en formato físico y digital.