El COVID19 es algo que está viviendo toda la humanidad al mismo tiempo y que esto se ha convertido en la gran pandemia de la edad moderna, transformándose, de esta forma, en un estresor para una gran parte de la población mundial. Esto es por los cambios producidos por la pandemia en nuestra vida laboral, económica y familiar y de ocio a que se requiere una adaptación rápida para evitar los efectos negativos que el estrés, la ansiedad y las emociones sin regular, pueden dejar en nuestra salud física y mental.
Es por eso por lo que es importante la adaptación que todos debemos hacer y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha bautizado a estos problemas emocionales y adaptativos a la nueva realidad como “Fatiga Pandémica”, una fatiga específica en tiempos de pandemia y que se caracteriza porque podemos sentir apatía, estrés, desmotivación y un profundo cansancio físico que podemos experimentar como una gran falta de energía.
Es una reacción natural y esperada
No te preocupes, lo primero que debes saber es que la fatiga pandémica es una reacción natural y esperada cuando debemos afrontar una crisis de salud pública prolongada. Experimentar estos signos no es señal de patología, simplemente es señal de que nos estamos adaptando a escenarios nunca antes vividos.
Y es que, además de los cambios en nuestra vida cotidiana y en nuestras rutinas, el COVID19 ha traído consigo una serie de medidas restrictivas nunca antes instauradas y que experimentamos en la necesidad de no hacer reuniones multitudinarias, en la reducción de la vida social y de ocio, en la limitación de las reuniones familiares, incluso en Navidades o en el simple hecho de tener que usar la mascarilla.
Pero, ¿cuáles son los signos propios de la “Fatiga Pandémica” y que deberías conocer? A continuación los enumeramos:
- Anhedonia: hace referencia a que no te apetece hacer ciertas actividades que antes te gustaban y con las antes disfrutabas.
- Estrés: es una respuesta física y emocional propia de situaciones en las que sientes una gran amenaza.
- Pérdida del sentido vital: esto se debe a que piensas que la vida ha girado demasiado rápido y aún estás intentado adaptarte a los cambios.
- Angustia: es una mezcla de ansiedad y tristeza.
- Reducción en la percepción de riesgo: esto se debe a qué hemos pasado por diferente situaciones de confinamientos y esto ha hecho que el ser humano esté experimentando una menor percepción del riesgo del virus.
Si quieres reducir los efectos de esta fatiga pandémica puedes hacerlo a través de un cambio de hábitos como cuidar tus hábitos de sueño, mantener hábitos saludables, reducir el tiempo que pasas buscando y absorbiendo información sobre la pandemia y realizar ejercicio físico de forma habitual.