“La Medicina es mi esposa y la literatura mi amante” quizás sea la frase más precisa para describir la pasión que numerosos profesionales de la salud sienten por la naturaleza humana, así como por la necesidad de expresarlo en todas sus vertientes, incluida la literaria.
A lo largo de la historia de las letras han desfilado grandes plumas y, curiosamente, muchas de ellas han sido las de médicos que prendados de la humanidad y dotados con gran capacidad para observarla han desarrollado obras memorables. Por ello, en esta ocasión, te hablaremos de tres médicos literatos cuya huella es imborrable en el mundo de las artes escritas:
Antón Chejov (1860-1904). Considerado por muchos como el mejor cuentista de todos los tiempos, pocos saben que el también dramaturgo nacido en Rusia era médico. Él fue quien hizo la atrevida observación: “la Medicina es mi esposa y la literatura mi amante, esto puede resultar poco respetable pero desde luego no es aburrido”.
Se trata de un médico literato a quien no le importaban los fines morales de la literatura de su época, sólo contar historias que hicieran reflexionar al hombre, además, entre sus logros se encuentra haber introducido la figura del monólogo que más tarde personajes como James Joyce retomarían. Entre sus obras de teatro se incluyen La gaviota (1986), Ivánov (1887) y El oso (1888), entre muchas otras, y entre la infinidad de cuentos que escribió están Enemigos (1887), ¡Abolidos! (1885), Alegría (1883), Obispo (1902) y Retahíla (1885), sólo por mencionar algunos.
Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930). El creador de uno de los detectives más famosos de la ficción, “Sherlock Holmes”, también fue un médico literato, quien basándose en el modelo del “Quijote” y “Sancho” dio vida a “Watson”, el leal acompañante de “Holmes”.
Aunque mundialmente se le recuerda por sus novelas de intriga, también escribió panfletos en favor de su país durante la Guerra de los Boers (conflicto en África con colonos holandeses) e incursionó en el mundo de la ciencia ficción con The Lost Word (1912) y The Poison Belt (1913).
Mariano Azuela (1873-1952). No podíamos irnos sin mencionar a este médico que dejara huella como ensayista, novelista y crítico literario. Él se ocupó de destacar a través de su narrativa el ambiente de la época de la Revolución mexicana (1910). A su primera novela, María Luisa (1907), siguieron otras tantas, como Los fracasados (1908), Mala yerba (1909), Andrés Pérez, maderista (1911), La marchanta (1944), y La mujer domada (1946), por mencionar algunas. Su aportación a la literatura, así como a la vida cultural y política de México le han ganado un importante lugar en la historia del país.
Para regocijo de la humanidad, la lista de médicos literatos es muy amplia, no obstante, a fin de tener un primer acercamiento con la obra de esas notables plumas, te hemos traído esta selección.