El mundo actual en el que vivimos está en cambio constante. Así que, para estar preparado, el profesional médico, debe ser competente a lo largo de toda su vida profesional. Es por eso por lo que el aprendizaje, a lo largo de toda la vida, debe ser entendido como un término genérico que incluye e incorpora muchos aspectos o componentes del aprendizaje.
Se puede afirmar, por tanto, que el profesional médico debe estar sometido a un continuo proceso de aprendizaje para poder ofrecer el mejor servicio siempre a sus pacientes. Esto es debido a que el cometido de todo profesional sanitario es dar respuesta a las necesidades de salud de los ciudadanos, así que los recursos materiales y humanos tienen que estar al servicio de esta tarea.
Existe una necesidad permanente de que el médico se actualice
La calidad de los servicios se enlaza con una buena planificación y organización y con los recursos económicos y de infraestructura utilizados, pero también con la competencia de sus profesionales. La adquisición de esta competencia, por parte del profesional médico, implica, a su vez, una correcta interacción entre la capacidad del profesional, la tarea que hay que realizar y el contexto en que debe ser realizada, y constituye el objetivo último de la formación médica.
Es por eso que la necesidad de que el médico actualice permanentemente sus conocimientos y perfeccione sus habilidades profesionales de forma que garantice una práctica adecuada. Esto es un proceso al que se ha venido denominando formación médica continuada (FMC) y se trata de un compromiso personal, ético y profesional del médico, quien tiene el deber de estar formado a la vez que el paciente el derecho de que el médico efectivamente lo esté.
El Desarrollo Profesional Continuo (DPC) ha cobrado fuerza en los últimos 25 años
Tradicionalmente, se ha entendido la FMC como el conjunto de actividades de formación dirigido a complementar la formación básica o especializada y la actualización o puesta al día de conocimientos. Actualmente, tiende a entenderse la FMC, en un sentido más amplio, como “la actividad dirigida a incorporar de manera constante los cambios adecuados del ejercicio profesional del médico”.
A su vez, en los últimos 25 años, surgió un término nuevo conocido como Desarrollo Profesional Continuo (DPC), que tiene un ámbito más amplio que el de la formación continuada y está más orientado hacia la calidad y la implicación del profesional en el proceso. El DPC pone énfasis, sobre todo, en el médico, en sus capacidades, sus motivaciones, sus prioridades así como en sus necesidades y en las de su entorno profesional y social, integrándolas en sus objetivos.
Los planteamientos del DPC también ponen un especial énfasis en la capacidad de provocar el cambio. El profesional médico no solo debe saber, no solo debe ser capaz de aplicar sus conocimientos, sino que debe incorporar, de forma metódica, los cambios apropiados en su práctica profesional y comprobar que esos cambios suceden y son los previstos.