La fibromialgia, una afección caracterizada por dolor crónico generalizado, fatiga y sensibilidad extrema en todo el cuerpo, afecta a millones de personas en todo el mundo. A menudo, esta condición médica va más allá de los síntomas físicos, repercutiendo en la calidad de vida y las relaciones íntimas de los pacientes.
Una de las áreas menos difundidas, pero igualmente importante, es la conexión entre la fibromialgia y la disfunción eréctil en los hombres, poniendo énfasis en esa intersección, a veces opacada por otras afecciones, entre el dolor y la sexualidad.
Dado su misterioso origen, la fibromialgia es una condición médica muy compleja que aparece en varones –con estudios confirmados por el Colegio Americano de Reumatología– en bastante menor proporción que en mujeres.
De cualquier forma, entre los principales síntomas de esta enfermedad, se encuentra el dolor generalizado ya mencionado, que se siente especialmente en la cabeza, irritabilidad, síntomas depresivos y dificultad para la concentración denominada fibroneblina (niebla mental).
Los pacientes de fibromialgia experimentan fatiga crónica, trastornos del sueño y dificultades cognitivas, lo que puede dificultar sus actividades diarias y disminuir el deseo sexual.
Con respecto a la función sexual, la mayoría de estos pacientes, tanto masculinos como femeninos, presentan algún grado de disfunción sexual. Así lo explica el reputado andrólogo, especialista en sexualidad masculina, Francisco Gómez León.
“El dolor crónico se vincula directamente con una respuesta negativa al placer creándose un círculo vicioso en el que ese dolor y la falta de sexo se retroalimentan mutuamente. Sumado a que cierta medicación que, por lo general se pauta en estos pacientes, como antidepresivos y otros psicofármacos, pueden contribuir a la inhibición de la respuesta sexual en el hombre”.
Precisamente, la calidad de vida en varones que presentan diagnóstico de fibromialgia, añade el experto, “se ve afectada por la trascendencia que tiene dentro de sus relaciones sociales, dado la capacidad limitante que pueda llegar a tener el dolor generalizado que sufre estos pacientes”. Si a ello le agregamos la presentación de disfunción sexual, señala, “definitivamente mermará la sensación de bienestar que tenga esa persona, no solo por su problema físico, sino también en su esfera sexual”.
Se debe fomentar una comunicación abierta y honesta entre el paciente y el médico para abordar cualquier preocupación relacionada con la salud sexual y garantizar una atención integral y holística.
Dicho de otro modo, enfatiza el doctor Gómez León, “el impacto psicológico en pacientes masculinos con fibromialgia es muy alto ya que, aparte de las molestias que presenta, los síntomas depresivos o ansiosos que también pueden mostrar contribuirá a la disminución del confort en sus relaciones sociales. Esta circunstancia provocará, inevitablemente, alteraciones en el paciente o complicará la facilidad y/o acceso para tener relaciones sexuales. Es un círculo que se irá perpetuando en la persona afectada de fibromialgia tenga o no pareja estable”.
Por lo tanto, advierte el andrólogo, “el paciente masculino con fibromialgia y una disfunción sexual tiene que ser considerado a nivel integral, recibiendo una valoración tanto médica como psicológica e, incluso, hormonal”. Además, recomienda, “la terapia psicológica sexual como un gran bastión en el tratamiento global para lograr una mejora significativa”.
Fibromialgia y pareja estable
De hecho, ya sabemos que muchos pacientes con fibromialgia afrontan dificultades en su vida sexual de pareja, como la disminución del deseo y problemas para mantener relaciones satisfactorias. “Esto puede ser resultado del malestar causado por la enfermedad, la falta de eficacia en el tratamiento y comprensión de quienes les rodean”, reconoce el doctor.
El impacto psicológico de vivir con dolor y fatiga crónica puede contribuir al estrés, la ansiedad y la depresión, factores que contribuyen igualmente a una disfunción sexual.
Que la fibromialgia puede afectar a la intimidad de la pareja está claro, pero también puede causar “sentimientos de desilusión, tristeza y frustración sexual, lo que puede llevar a una comunicación deficiente y a recriminaciones constantes, repercutiendo en otros aspectos de la relación”.
Sin embargo, aclara el experto, “tener fibromialgia no significa que no se pueda tener una vida sexual sana y satisfactoria. Es importante adaptar la relación a las limitaciones impuestas por la enfermedad, manteniendo una comunicación abierta y buscando nuevas formas de intimidad emocional y física”.
De esta manera, concluye el doctor Francisco Gómez León, “se trata de que, en la medida que se va a ver afectada la libido, el paciente con fibromialgia acuda a un profesional de la salud sexual masculina quien definirá el mejor enfoque médico terapéutico y psicológico que necesite”.
Los síntomas más comunes de la fibromialgia
Dolor generalizado y persistente.
Pérdida de la libido.
Disfunción sexual.
Fatiga extrema.
Trastornos del sueño, como insomnio o apnea del sueño.
Rigidez matutina.
Problemas de memoria y concentración.
Sensibilidad a estímulos como ruidos fuertes, luces brillantes o cambios climáticos.
El diagnóstico de la fibromialgia puede ser complicado, ya que no existe una prueba específica para confirmarlo. Por lo general, se basa en la evaluación de los síntomas del paciente, descartando otras enfermedades que puedan causar indicios similares. Se utiliza un criterio de diagnóstico que incluye la presencia de dolor generalizado durante al menos tres meses y sensibilidad en al menos 11 de 18 puntos específicos del cuerpo.
En cualquier caso, esta afección médica es tan multifactorial, que viene a implicar a distintos médicos especialistas para su control, entre los que se encuentran los andrólogos, que abordarán todos los problemas sexuales masculinos.
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