La Organización Mundial de la Salud OMS, ofrece la siguiente definición de medicamento falsificado: “producto etiquetado indebidamente de manera deliberada y fraudulenta en lo que respecta a su identidad y/o fuente”.[1] La falsificación de medicamentos puede afectar tanto al laboratorio que lo produce como a los distribuidores y a la marca, al igual que al paciente consumidor de tal medicamento.
Cabe señalar, que en nuestro país prospera la falsificación de medicamentos debido a que la legislación que regula esta actividad es débil y hay una carencia de medidas y medios para combatirla. No obstante, y debido al gran beneficio económico que esto supone, se trata de un problema en auge, que está amenazando a la salud pública, no solo en nuestro país sino también a nivel mundial, por lo que se toman medidas específicas.
La falsificación de medicamentos preocupa tanto a las autoridades nacionales de salud, como a los profesionales, con el agravante de que se constituye un mercado en crecimiento y que, a pesar de tratarse de una actividad ilegal, en muchas oportunidades se ve beneficiada por la participación de funcionarios corruptos e inescrupulosos que, con tal de hacerse a unos pesos, juegan con la salud de todo un país.
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos INVIMA, cuyo papel es la evaluación y el registro de medicamentos y alimentos comercializados en Colombia, es además la encargada de supervisar las buenas prácticas de manufactura de productos farmacéuticos nacionales, así mismo, controla la calidad de los alimentos.
Es esencial que la autoridad reguladora de medicamentos a nivel nacional sea competente a fin de que, el control de calidad de los medicamentos elaborados aquí y los importados sean evaluados según la norma correspondiente, al igual que la inspección de los establecimientos donde se fabrican, para que se realice de forma adecuada. Un control regulador ineficaz termina siendo el promotor de la importación, fabricación y distribución de medicamentos falsificados y facilitaría la aparición de mercados ilícitos.
En Colombia necesitamos la vigencia de una legislación adecuada a fin de erradicar la falsificación.
La corrupción y el conflicto de intereses tienen una importante repercusión en la eficiencia de las autoridades reguladoras de medicamentos, lo cual genera incapacidad para detectar, detener y entablar acciones judiciales para condenar a los responsables de la falsificación. De igual forma, la intervención de muchos intermediarios y tantas transacciones de documentos, contribuye a incrementar las posibilidades que tienen los falsificadores, especialmente cuando no son estrictos los controles.
La existencia de sanciones penales indulgentes que castiguen la violación a la legislación de medicamentos, es un factor que tiene mucha influencia en el fomento de la falsificación.
Otro factor que influye en la falsificación de medicamentos son los altos precios y sin ninguna regulación entre las farmacias, que pueden otorgar a un mismo medicamento gran variedad de precios, incentivando a los usuarios a buscar el lugar que los ofrece más “baratos”.
Para combatir de forma acertada la falsificación de medicamentos, es necesario conocer la magnitud y la naturaleza misma de la falsificación de los medicamentos para implementar estrategias que combatan el problema con determinación y establezcan las prioridades para la ejecución de las estrategias creadas.
[1] https://www.who.int/bulletin/volumes/88/4/10-020410/es/
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