La tecnología ha hecho que el estilo de vida de las personas cambie. Ya que, a través de los sistemas digitales y la globalización, es posible comunicarse, trabajar, estudiar, divertirse, consultar al médico e ir de compras. Sin embargo, la educación virtual, ofrece grandes beneficios, pero también desafíos, que ponen en jaque la salud mental del individuo.
De hecho, son los niños y los jóvenes los que enfrentan más problemas psicológicos a causa de la falta de socialización directa y las nuevas reglas. A pesar de que precisamente son ellos los que han modificado la manera de comunicarse. Especialmente, por el uso de los dispositivos móviles, las redes sociales y todos los demás aditamentos digitalizados, de que se puede disponer en la actualidad.
Desafíos de la educación Virtual
Es real, que actualmente se hace indispensable que las instituciones educativas cambien el modelo presencial a clases en línea. Pero, desafortunadamente se han encontrado con grandes desafíos que incluyen la brecha digital, factores socio-económicos, características individuales, componentes familiares y la pedagogía.
De hecho, se ha percibido que la educación virtual, no permite que los estudiantes consigan el aprendizaje necesario para su desarrollo. Sobre todo, porque la conectividad no alcanza a cubrir toda la población. Pero, además, algunos aspectos psicológicos como la depresión, el aislamiento, la angustia y la desmotivación, llegan a frenar los resultados académicos y el bienestar del estudiante y toda la familia.
A pesar de ello, la resiliencia hace que los seres humanos nos adaptemos al cambio, logrando encontrar oportunidades y privilegios en medio de las tormentas. Es aquí, donde las instituciones tienen en cuenta el progreso educativo, sin dejar de lado la salud mental y emocional de los individuos. Pues, no solo son los estudiantes los que requieren acompañamiento, sino también las familias, los profesores y el personal administrativo.
¿Qué podemos hacer?
Es así, como se establecen modelos en el ámbito extracurricular para llevar a cabo actividades lúdicas y de bienestar; como participar en juegos de mesa, cocinar o realizar manualidades; usando la intermediación de los dispositivos electrónicos. De esta manera, se crean redes de apoyo, tutoriales, consultorías y programas de nivelación. Así, los padres y alumnos, puedan completar las guías de trabajo o simplemente hablar y compartir experiencias
De manera similar, el gobierno y las instituciones educativas han buscado establecer líneas de ayuda. De tal manera, que las personas desde sus hogares puedan encontrar orientación profesional. Ya que, se ha notado que las consultas por urgencias psicológica por violencia intrafamiliar y adicciones han aumentado, tras el aislamiento.
Pero, de esta misma forma, se ha visto que los estudiantes y profesores que viven la educación virtual presentan mayores problemas de motivación, estrés, preocupación y agotamiento mental. Por lo tanto, es necesario entender que la digitalización ofrece beneficios educativos, lúdicos y sociales. De allí, que se establezcan rutinas frente a las pantallas, de una manera responsable. Es así, como cumplimos con los deberes, cuidamos la salud física y mental y tenemos la oportunidad de aumentar el desarrollo personal y cognitivo.