Como es bien sabido el problema de la diabetes en nuestro país es responsable de poco más de 100 mil muertes anuales ya sea por la enfermedad per se como por sus complicaciones: infarto al miocardio e insuficiencia renal crónica principalmente. Empero, los esfuerzos realizados hasta la fecha por las autoridades sanitarias no han logrado frenar su avance ya que cada año la cifra va en aumento. Y es que por lo menos en los últimos tres sexenios se han establecido políticas para tratar de combatir esta enfermedad pero los resultados han sido magros por decir lo menos.
Se calcula que en nuestro país el 10% de la población padece diabetes, por lo que estaríamos hablando de aproximadamente 13 millones de mexicanos padeciéndola, sin contar las miríadas que desde la infancia presentan datos compatibles con la prediabetes—antecedente de diabetes en la familia, obesidad, acantosis nigricans, hipertensión, niveles bajos de lipoproteínas de alta densidad y aumento de triglicéridos—y que al no haber una intervención adecuada lo más probable es que desemboquen en diabetes tipo 2 con el correr de los años.
Lo trágico de estas cifras es que la mayoría de los casos de diabetes pueden prevenirse o bien retrasarse su aparición si tanto a nivel de autoridades de salud y la familia actuasen en forma conjunta para adoptar hábitos saludables que nos garanticen una vida mejor.
Como pediatras tenemos que asumir la responsabilidad que nos atañe, a pesar de que el motivo de la consulta no tenga que ver con sobrepeso y obesidad pero alguna de estas está presente tenemos que incluirla como parte principal del motivo de la consulta, no podemos permanecer indiferentes ante esta situación que ya ha merecido recibir una alerta epidemiológica desde hace casi dos años.
De igual manera tenemos que incentivar la actividad física, la cual, junto con las medidas dietéticas y los medicamentos son los pilares del manejo de la diabetes.
Resulta alarmante enterarse que en México sólo 2 de cada 10 niños de 10 a 14 años hacen una hora de ejercicio diario, ante este dato se torna imperativo que tanto la Secretaría de Salud como la de Educación Pública restablezcan los programas de Educación Física desde la primaria para que la activación física se vuelva un hábito cotidiano, a la fecha observamos que la mal aplicada educación física se limita a suplir el ausentismo magisterial en un momento dado.
Desde nuestros consultorios debemos promover acciones que pueden ayudar a prevenir la diabetes como lo es el mantener un peso adecuado, tener una alimentación balanceada y realizar 30 minutos diarios de actividad física por lo menos 5 días a la semana.
Para tener éxito en este programa es menester incluir a la familia en su totalidad, si logramos transmitir este mensaje a los padres de familia habremos contribuido en parte, nuestra parte, en solucionar este problema de Salud Pública.