La diabetes en tu consultorio

Al tiempo que comenzaba a escribir este texto me encontraba terminando de comer el paquete de galletas de chocolate que sirven de “sustituto” a un desayuno balanceado. Lo anterior como resultado de una serie de eventos desafortunados (al menos así les considero yo) que me llevaron a dormir tarde, despertar tarde y por ende tener que salir corriendo de la casa para llegar al trabajo.

Toda esta situación me hace recordar que el año pasado tuve la oportunidad de viajar con una amiga que padece de diabetes y que posee una disciplina envidiable, sabe a la perfección cómo medirse en sus alimentos, además de cargar con su kit de medicinas e inyecciones, sabe cómo debo de manejar para no desmayarse debido a la falta de desayuno consecuencia del tiempo de vuelo, etc.

Me asombró su disciplina, pero a la vez también se trata de un golpe de realidad. Ver cómo una enfermedad te encierra a un estilo de vida muy estricto que si lo llegas a descuidar, la cadena de riesgos que puede desencadenar son terribles.

La diabetes y México

En las noticias, en el radio, en toda la publicidad leemos de la diabetes, pero al menos a mí sigue sin impedirme en ir a la ‘tiendita de la esquina’ a comprar un refresco, unas papas o unas galletas en cualquier momento del día.

Ya es muy sabido que somos el país que registra el mayor número de fallecimientos por diabetes de Latinoamérica.

También sabemos que el principal factor de riesgo que orilla esta enfermedad es el sobrepeso. Y bueno, México es el país con más obesos en el mundo.

¿Hasta cuándo vamos a parar?

No sé si echarle la culpa a la riquísima comida mexicana como tacos, tostadas, tortas y tamales; todos ellos platillos básicos en la pirámide alimenticia de un godín como yo.

Pero enfoquémonos por un momento en la profesión médica.

La diabetes en tu consultorio

No hablemos de los pacientes, hablemos de tu personal, de ti como médico.

Es irónico salir del consultorio, y encontrarte que el personal que te acaba de recibir y te acaba de despachar tu medicamento, se está echando sus buenos tacos en el puesto de la esquina.

¿Qué tan malo puede ser?

Ustedes son los doctores, el nivel de “gravedad” ustedes lo podrán definir mejor.

Yo hablo mucho de la congruencia, y quiero señalar que yo soy fan de comer en el puesto de tacos, pero aquí lo que escribo es que como médicos sean congruentes con su profesión y sepan guiar a la gente que colabora en su consultorio.

Observen sus hábitos alimenticios, observen cuántas veces van a la máquina expendedora y cuál es el nivel de consumo de comida chatarra diaria de su personas.

Lo que pido es que primero pongan el ejemplo y después pidan que los imiten.

Empieza y toma precauciones

Realiza pequeñas acciones con ellos:

  1. Comparte con ellos una dieta balanceada
  2. Realiza ejercicios en grupo
  3. Explica las bondades de comer en horas determinadas

Una buena alimentación y ejercicio, por más que cueste agregarlo en la vida diaria de uno, ayudará a prevenir esta enfermedad. Pero hay que empezar en casa y con la gente que compartimos 8 horas de trabajo.

¿Te has preocupado por la gente que trabaja contigo?