La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su sistema de datos públicos, afirma que en Italia la tuberculosis tiene una incidencia menor a 0.56 casos por cada 100 mil habitantes, poco más de la mitad de la que tenía a principios del milenio. Sin embargo, el primer ministro del país europeo, Matteo Salvini, acusó recientemente a los inmigrantes ilegales que se refugian dentro de sus fronteras de incrementar los casos de infección.
A través de su cuenta de Facebook, el también líder de la Liga Norte (el partido político italiano de ultraderecha) aseguró que la tuberculosis ha vuelto a difundirse gracias a la presencia de inmigrantes en el país. Afirmó, además, que los ciudadanos europeos tienen que pagar por los costos sociales y sanitarios de esta enfermedad, mientras que los refugiados extranjeros disfrutan de un estado “sin reglas ni control”.
Salvini prometió también revertir esta ruta con todos los medios posibles y sugirió que cerraría la puerta a futuros inmigrantes. Refirió el caso de un refugiado ilegal infectado por la tuberculosis que se escapó del centro de acogida donde se le cuidaba como una muestra de las consecuencias sanitarias negativas de dejar entrar a extranjeros a Italia.
Es grave que un inmigrante ilegal con esta enfermedad se haya dado a la fuga, convirtiéndose en un potencial vehículo de infección. No sabemos en dónde se encuentra ahora este extranjero, aunque ciertamente en los días precedentes habrá estado en contacto con otras personas [a quienes pudo haberles transmitido tuberculosis].
Roberto Cauda, director del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Politécnico de Roma, se pronunció en contra de las aseveraciones del ministro Salvini. Aseguró que su instituto no había detectado ningún aumento significativo de casos de tuberculosis en Italia.
Por su parte, Maurizio Marceca, presidente de la Sociedad Italiana de Medicina de las Migraciones, apuntó que no hay motivo para emitir una alarma de tuberculosis en el país por culpa de los inmigrantes. Afirmó que estas aseveraciones poco científicas pueden motivar un pánico social y recordó además que el gobierno tiene instrumentos y protocolos sanitarios que permiten controlar la incidencia de estas enfermedades entre los refugiados extranjeros.
Italia se ha caracterizado los últimos meses por promover dudosas iniciativas de salud, particularmente con respecto a la transmisión de enfermedades. Hace dos semanas, el parlamento nacional aprobó una moción para remover la vacunación obligatoria contra el sarampión en niños pequeños.