El Virus del Papiloma Humano (VPH) está considerado como una de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) más comunes que existen, por lo que se estima que la mayoría de los hombres y las mujeres contraerán alguna cepa de este padecimiento en un punto de su vida. Si bien muchas variantes de esta condición tienen síntomas relativamente menores, algunos aumentan el riesgo de padecer cáncer cervicouterino en las mujeres.
Aunque existen vacunas para algunas cepas cancerígenas del VPH, no hay un fármaco que proteja contra todas. Además, solo suele ser efectivo cuando se aplica previo al inicio de la vida sexual activa. Por esta razón, un grupo de especialistas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) anunciaron que trabajan en el desarrollo de un fármaco más eficiente que las opciones actuales.
Juan Sebastián Herrera Noreña, miembro de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (Upibi), comentó en entrevista con Notimex que esta nueva vacuna para el VPH pretende alejarse del modelo de moléculas adyuvantes. Señaló que este método puede causar alteraciones secundarias, por lo que proponen aprovechar un mecanismo diferente.
La terapia de anticuerpos recombinantes reconoce al patógeno o virus y se una a éste y comienza una cascada de reacciones para que el cuerpo genere una memoria, como lo hacen las vacunas convencionales. La ventaja es que se usan moléculas que produce nuestro sistema.
Para esta nueva vacuna del VPH, los especialistas del IPN trabajan con un modelo celular que se encarga de producir los anticuerpos. Como éstos tienen un origen molecular humano, no deberían tener efectos adversos en el organismo. Además, Herrera Noreña apuntó que estas herramientas recombinantes tienen la capacidad de enfrentarse a casi cualquier agente patógeno, así como a células anormales (como las características de los cánceres).
El investigador apuntó que su equipo de trabajo actualmente no hace pruebas directamente con el VPH, sino con proteínas asociadas. Apuntó que, una vez perfeccionada su vacuna, pasarán a probarla in vivo en modelos animales, principalmente conejos y ratones, antes de saltar a la fase de pruebas clínicas. De tener éxito se fármaco, esperan reducir significativamente la incidencia del cáncer cervicouterino (y otros tipos) a escala nacional y mundial.