A 51 años de su fundación, el Instituto Nacional de Pediatría ha enfrentado diversos retos. Tuvo que transitar de un hospital donde se atendían infecciones de vías aéreas superiores, diarrea y desnutrición a un centro de referencia para pacientes crónicos, padecimientos malignos, defectos congénitos y genéticos, problemas inmunológicos, endócrinos, renales, neuromusculares, dermatológicos, entre otros.
Así lo dio a conocer su directora general, Mercedes Macías Parra, quien destacó que el instituto cuenta también con líneas de investigación prioritarias acordes a su función y a los problemas de salud pública del país.
Gusto por la investigación médica
Dijo que el Instituto Nacional de Pediatría tiene una larga tradición en el desarrollo de proyectos de investigación relacionados con la evaluación de nuevas vacunas, convirtiéndose en referente a nivel nacional e internacional y actualmente cuentan con una plantilla de 129 investigadores en Ciencias Médicas con reconocimiento vigente del Sistema Nacional de Investigadores.
Puso como ejemplo los ensayos clínicos fase lll de las vacunas contra rotavirus, que es una de las acciones que más ha contribuido a la disminución de la morbimortalidad infantil. Además, se desarrollan estudios sobre la vacuna contra el dengue.
Por su historia, el Instituto Nacional de Pediatría ha sido punta de lanza en la implementación del tamiz neonatal a nivel nacional y continúa como referente para este tipo de estudios que permiten identificar oportunamente algunas enfermedades que afectan a la población infantil.
La directora comentó que una de las áreas que mayor crecimiento ha presentado en los últimos años ha sido la investigación relacionada con la violencia y maltrato infantil. Los estudios se enfocan en las causas, efectos y repercusiones de estas conductas y su impacto como problema de salud pública. Para ello cuentan con el apoyo y la colaboración de instancias nacionales e internacionales.
Una de las escuelas más grandes de especialistas
A lo largo de sus 51 años de historia, el Instituto Nacional de Pediatría también se ha convertido en una escuela donde se forman profesionales de la salud de las ramas médica y de enfermería.
“Somos sede de maestrías y doctorado con actividades de educación médica continua y se otorgan cursos de pregrado en pediatría, medicina y otras licenciaturas”.
En promedio, egresan anualmente 500 participantes en cursos de pregrado, internado de pregrado o de servicio social y se gradúan aproximadamente mil 500 estudiantes de las tres especialidades troncales: pediatría, estomatología y genética. Además, egresan mil 014 estudiantes, de los cuales 781 son de especialidades de entrada indirecta y 233 de cursos de posgrado para especialidad, que inciden en la salud de pacientes pediátricos en México, Centro y Sudamérica.
La directora dijo que las personas egresadas ocupan los primeros lugares del examen universitario del Plan Único de Especializaciones Médicas (PUEM) y de manera constante el Instituto Nacional de Pediatría ha obtenido el primer lugar entre 27 sedes académicas de todo el país.
Apuntó que, con el advenimiento de las modernas técnicas de biología molecular y su incursión en la investigación clínica, el Instituto se considera referente a nivel nacional e internacional en el que se realizan múltiples investigaciones, con el fin de encontrar nuevas moléculas con propiedades terapéuticas para tratar diversas patologías: defectos enzimáticos, infecciones, cáncer, epilepsia u otras.
Además, en sinergia con la industria farmacéutica, se tiene la oportunidad de participar en el desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento de enfermedades para las cuales no existe tratamiento hasta este momento o que son de difícil manejo.
Finalmente, al referirse a la atención que el Instituto Nacional de Pediatría brinda en el contexto de la pandemia por COVID-19, Mercedes Macías informó que, en esta tercera ola de contagios, destinaron dos de sus cinco áreas para pacientes no graves y hasta la fecha no se ha registrado saturación de camas.