La Sociedad Americana del Cáncer (ACS), una de las organizaciones más destacadas en el estudio de la enfermedad oncológica, reconoce que la leucemia linfática crónica (CLL) representa aproximadamente una cuarta parte de los nuevos casos de leucemia en todo el planeta. En dicha evaluación la ACS señala que el riesgo de que una persona desarrolle CLL en algún momento de su vida es de 1 en 175 posibilidades, es decir, del 0.57 por ciento.
En este sentido, de acuerdo con el ranking 2013 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es uno de los países con mayor número de decesos por casos atribuibles a la presencia de la leucemia en el paciente, por encima de naciones como España, Corea y Países Bajos.
A pesar de las poco alentadoras estadísticas, el panorama podría estar próximo a cambiar gracias a un trabajo de investigación dirigido por el Dr. Cameron Turtle, publicado en el Journal Of Clinical Oncology (JCO), el cual reveló que la ‘transferencia adoptiva de linfocitos “T”, también denominada como Terapia con células anticancerígenas T o T-CAR o Inmunoterapia T-CAR podría marcar un indicio en el camino qye se debe de seguir para controlar y erradicar la enfermedad oncológica.
La inmunoterapia para el cáncer, en la que se extraen linfocitos T del propio paciente, se ha consolidado como uno de los primer acercamientos que los médicos generales deben considera para la adecuada orientación del paciente.
Se cultivan en el laboratorio y, una vez alcanzan un número considerable, se vuelven a introducir –o según la terminología científica, ‘transferir adoptivamente’– en el enfermo para que combatan el tumor. Una terapia que, entre otras ventajas, permite que linfocitos extraídos para su cultivo sean manipulados genéticamente con objeto de potenciar su actividad anticancerígena. Así, lo que se hace es añadir a estos linfocitos un receptor de antígeno quimérico específicamente diseñado para rastrear y destruir a un invasor –o ‘antígeno’– específico, en este caso la proteína CD19 que se encuentra en la superficie de las células de la LLC.
En la actualidad, los hallazgos de la terapia son todavía lejanos para hablar de una posible supresión de la enfermedad oncológica. Sin embargo, se debe considerar que la ciencia avanza a pasos agigantados por lo que no se descartan nuevos estudios que respalden la inmunoterapia.
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