La resistencia bacteriana es uno de los más grandes problemas de salud pública que existen a nivel global actualmente. Con preocupación se ha observado que en años recientes la situación es cada vez más alarmante, especialmente si consideramos que anualmente se registran 700 mil muertes provocadas por infecciones resistentes a medicamentos antimicrobianos de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En este caso, la problemática se ha originado, en buena medida, de errores cometidos durante las últimas décadas como son las prescripciones poco razonadas, la automedicación y la mutación de las bacterias, situación que ha traído como consecuencia que muchos de los medicamentos actuales resulten poco eficientes. Sin embargo, lo más preocupante es que el futuro no luce prometedor, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050 la resistencia bacteriana provocará 10 millones de muertes al año a nivel global, cifra que la convertiría en la primera causa de muerte en el mundo, por encima del cáncer, la diabetes y la cardiopatía isquémica.
De esta manera, con el fin de anticiparse a este posible escenario y ante el grave problema de salud pública que representa la resistencia bacteriana (el cual ha permitido que varias infecciones sean cada vez más difíciles de tratar), en 2010 la IDSA (Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas) lanzó la iniciativa 10×20, cuyo objetivo central es apoyar el desarrollo de una nueva generación de antibióticos, conformada por al menos 10 nuevas moléculas antes del año 2020.
Lo anterior también responde a que en las últimas décadas han sido realmente pocos los nuevos antibióticos que se han desarrollado, especialmente porque durante mucho tiempo los médicos creyeron que aquellos con los que se contaba eran suficientes para tratar las infecciones existentes.
En ese sentido, el equipo editorial de Saludiario pudo platicar con el Dr. David Castelo, Médico Internista Infectólogo adentrado en el tema, para conocer más a profundidad acerca de esta iniciativa.
La necesidad de crear nuevos antibióticos es prioritaria porque las infecciones cada vez se están haciendo más resistentes a los medicamentos disponibles actualmente, pero todavía existe la esperanza de lograr combatirlas a través de nuevas opciones y por eso fue que surgió el programa 10×20.
A su vez, otro de los factores que ha propiciado la resistencia bacteriana es la exposición ambiental de antibióticos al medio ambiente por múltiples factores, siendo el uso de antibióticos en ganado sin los debidos cuidados sanitarios el más importante de ellos, pues al tener contacto con otras bacterias presentes en el suelo y agua de riego es que se crea este problema, causando infecciones resistentes en pacientes que no tienen un antecedente reciente claro de consumo de antibióticos o estancia en hospital.
En este caso, la ONU estima que alrededor del 80 por ciento de los antibióticos consumidos a nivel mundial se excretan sin metabolizar junto con bacterias resistentes; por otra parte, 75 por ciento de los utilizados en el ganado se pierden en el medio ambiente. En sumatoria, ambas acciones son perjudiciales, pues propician el desarrollo de la resistencia bacteriana.
En contraparte, la iniciativa 10×20 ya ha generado sus primeros resultados positivos y dentro de las moléculas que se han desarrollado se encuentra Sivextro (Fosfato de Tedizolid), un antibiótico de última generación que inclusive ya está disponible en nuestro país tras obtener en 2016 su aprobación por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para ser comercializado y es recomendado para el tratamiento de infecciones bacterianas agudas de la piel y sus estructuras, incluyendo las que son resistentes a la Meticilina y Vancomicina, lo cual es una muestra de que el programa es una alternativa para combatir el problema de la resistencia bacteriana.