De acuerdo con una investigación realizada por la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle entre 2009 y 2010, en México existe una importante disparidad entre las emergencias reales y las emergencias sentidas. Esta problemática ocasiona que los servicios de salud se vean rebasados en su capacidad y no presten el servicio adecuado a los pacientes.
Tan solo en los casos infantiles (menores de 18 años), donde incluso algunos padecimientos que podría ser menores para un adulto deben ser atendidos rápidamente para evitar complicaciones de salud graves, el porcentaje de atenciones de emergencia dentro del total de consultas de urgencia es apenas del 22.7 por ciento, es decir menos de una cuarta parte de los casos que se presumen como emergencia por parte de los pacientes.
Por lo anterior resulta de suma importante que todos los profesionistas del sector salud comiencen a informar a los pacientes acerca de las diferencias entre estos dos tipos de emergencia. De lo contrario, tus mismos pacientes podrían estar contribuyendo a entorpecer y dificultar las tareas de los servicios de urgencia en otras instituciones de salud o, incluso, en tu mismo consultorio.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), una emergencia real es aquella en que el paciente se encuentra en peligro de muerte o cuando algún órgano está en riesgo si no se le da atención inmediata. Según estimaciones de esta misma organización, únicamente el 20 por ciento de las urgencias atendidas entran en esta categoría: heridas por armas, infartos o hemorragias internas, etcétera.
Por otro lado, las emergencias sentidas constituyen el otro 80 por ciento de todas las atenciones de urgencia en el país y engloban aquellas condiciones que no presentan un riesgo de gravedad a la salud de los pacientes. Algunos de los padecimientos que entran en esta categoría son fiebres, vómitos, diarreas, quemaduras e infecciones leves.
En este sentido, el IMSS recomienda que las emergencias reales sean dirigidas inmediatamente a las salas de urgencia de los hospitales, donde se tiene la infraestructura necesaria para atender dichos padecimientos rápida y eficazmente. Por otro lado, las urgencias sentidas pueden canalizarse a los consultorios especializados o las Unidades Médicas Familiares del Instituto.
Además de reducir la presión que reciben los servicios de urgencia, es importante que tus pacientes conozcan estas diferencias para que puedan ser atendidos rápidamente por agentes e instituciones más capaces de solucionar eficazmente sus padecimientos. De esta forma, tú también puedes contribuir a la construcción de un mejor entorno de salud en el país.