En México, tener más de 65 años, padecer algún tipo de cáncer o enfermedades cardiovasculares, respiratorias y renales son los principales factores de riesgo asociados a muertes a consecuencia de infección por Clostridium difficile (ICD), que en las últimas décadas se ha convertido en un problema de salud a nivel global.
Hasta 1990, la colitis por Clostridium difficile era una infección bastante rara que no representaba ningún peligro sanitario particular, ya que bastaba un tratamiento con antibióticos para contrarrestarla. Sin embargo, señala el Biocodex Microbiota Institute, en los últimos 20 años su frecuencia se ha duplicado mientras que la tasa de curación ha disminuido a 20-30 por ciento, debido a un fuerte aumento de la resistencia de la bacteria a los antibióticos.
Por lo general, la infección se produce después de la destrucción de la microbiota intestinal por ciclos repetidos de tratamientos con antibióticos. Paradójicamente, esta enfermedad se trata con este mismo tipo de medicamentos, lo que acentúa progresivamente la alteración de la microbiota y provoca recaídas en 35 por ciento de los casos.
Trasplante fecal, opción recomendada
Basado en la administración de los microorganismos contenidos en las heces de un donante considerado sano para restablecer la microbiota intestinal del paciente con ICD, el trasplante fecal ha demostrado ser un tratamiento más efectivo contra las formas recurrentes y resistentes de la infección.
Aunque por el momento este procedimiento sólo está indicado en casos de ICD —a decir del documento El trasplante de microbiota fecal: ¿un tratamiento con futuro?—, investigadores de diferentes partes del mundo ya exploran posibles aplicaciones terapéuticas en padecimientos que van desde colitis ulcerosa y síndrome del intestino irritable hasta trastornos metabólicos como la diabetes o amenazas de salud pública como la resistencia a los antibióticos.
La ICD es la causa más importante de enfermedad gastrointestinal relacionada con el sistema hospitalario, que conlleva morbilidad y mortalidad altas y costos anuales estimados en 3.2 mil millones de dólares por aumento de la estancia hospitalaria y complicaciones asociadas a la hospitalización.
Su prevalencia ha ido en aumento de manera proporcional en Estados Unidos, Canadá y Europa, pero también en países como Brasil, Corea, Irán, Arabia Saudita y Jordania. A pesar de ser la principal causa de diarrea nosocomial en países industrializados, en México se desconoce la prevalencia y comportamiento real de la infección, aunque algunos estudios le atribuyen una mortalidad cercana a 10 por ciento.