Un estudio realizado conjuntamente por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Universidad de Carolina del Norte, determinó que, con la implementación del impuesto a bebidas azucaras, se redujo su consumo en 7.6 por ciento, mientras que la ingesta de agua simple subió 2.1 por ciento, lo que significa 5.1 litros de refresco menos y 6.6 litros más de agua simple por persona en un año.
Aunque activistas y miembros del Centro de Investigación en Sistema de Salud del INSP celebraron estos resultados, recordaron que el dinero obtenido debe invertirse en otras estrategias para compartir obesidad y diabetes a nivel nacional.
Alejandro Calvillo Unna, director de El Poder del Consumidor (EPC), destacó los beneficios que trae el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), pero exhortó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al Congreso de la Unión para que se transparente el destino de estos recursos.
Por su parte, Mónica Arantxa Colchero Aragonés, profesora en el Centro de Investigación en Sistema de Salud del INSP, cuestionó, a través de SinEmbargo, cuál ha sido el destino de estos fondos, pues “no se pueden etiquetar los impuestos”.
Cabe recordar que en diciembre de 2016 el diario El Financiero advirtió que la recaudación de IEPS por venta de productos dañinos como cigarros, alcohol, bebidas azucaras y comida chatarra sería superior al presupuesto asignado al sector salud para 2017, de unos 132 mil 220 millones de pesos frente a 121 mil 817 millones.
En tanto, el nuevo director del INSP, Juan Ángel Rivera Dommarco, señaló que, aunque el estudio muestra que el impuesto está funcionando, es apenas un componentes de la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, por lo que urgió a las autoridades sanitarias a efectuar más acciones para la prevención de estas enfermedades crónicas.