Desde su origen, el hombre ha buscado en las plantas la cura a muchas de sus dolencias o para aliviar enfermedades y lesiones físicas, así como para obtener alimento, vestido, elementos de protección, materiales de construcción y utensilios de uso doméstico.
Hasta la fecha, se han reportado alrededor de 50.000 especies de plantas que tienen algún uso medicinal, cantidad que corresponde al 10% de todas las especies que existen en el mundo.
Aunque el uso de las plantas medicinales se mantiene vigente, el avance de la ciencia y la tecnología ha contribuido a que los principios activos, contenidos en las plantas se haya sintetizado químicamente, haciendo que estén disponibles en farmacias en las dosis adecuadas para cada tratamiento y a precios accesibles1.
No obstante, es cada vez más común la preocupación por los efectos secundarios de los medicamentos químicos y la ineficacia de algunos de ellos, en el uso a largo plazo. Es por ello que el uso de alternativas naturales o terapias complementarios está teniendo una creciente atención en los últimos años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 80% de la población mundial depende de la medicina tradicional para cubrir sus necesidades de atención primaria en salud2.
La práctica de la medina tradicional está basada en el uso terapéutico de diferentes partes de las plantas y en distintas formas de preparación para curar o para prevenir diversas dolencias. Apuntando hacia una articulación y complementariedad de la medicina académica con la medicina tradicional en los servicios de salud. Sin embargo, la transmisión inadecuada de los saberes ancestrales y la circulación masiva de información no verificada a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, puede entorpecer los esfuerzos de las organizaciones académico-científicas y gubernamentales y comprometer la salud de las personas.
El uso de las plantas en la medicina tradicional tiene en cuenta el conocimiento ancestral que se tiene de ellas, en la que se incluye la manera correcta de diferenciarlas, así como las propiedades en cuanto a compuestos fitoquímicos que contienen, aspectos que a menudo son ignorados cuando se incluyen las especies en procesos de comercialización masivos, ya sea por su estructura o sus productos derivados. Para comercializarlas, se debería contar con la validación científica y correcta de las plantas.
Para validar el uso de cualquier planta medicina, es imprescindible la validación taxonómica de la especie3. Esta validación se obtiene de especialistas botánicos quienes le asignan, a cada especie, según sus características, un nombre científico que consiste en dos identidades: el género y el epíteto especifico, dando a cada especie un “nombre y un apellido”. El nombre científico tiene como objetivo, brindarle a cada especie una identidad única, que sea utilizada en todo el mundo y en cualquier idioma para referirse a un único taxón. Evitando ambigüedades y las circunscripciones poco claras de los nombres comunes.
Todas las plantas poseen una gran cantidad de compuestos químicos, la mayoría sin efecto farmacologico4. Con frecuencia el efecto curativo de una planta se debe a la interacción de los diferentes compuestos existentes en la misma. En la medicina tradicional se utilizan mezclas que combinan diferentes especies y compuestos. Además, los compuestos químicos en las plantas medicinales no se distribuyen de forma uniforme en toda la planta5, sino que se concentran en ciertas partes u órganos, como las flores, hojas, raíces o semillas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
- Maldonado Carla, Paniagua-Zambrana Narel, Bussmann Rainer W., Zenteno-Ruiz Freddy S., Fuentes Alfredo F. La importancia de las plantas medicinales, su taxonomía y la búsqueda de la cura a la enfermedad que causa el coronavirus (COVID-19). Ecología en Bolivia [Internet]. 2020 Abr [citado 2021 Sep. 08]; 55(1): 1-5. Disponible en: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1605-25282020000100001&lng=es.
- Zhang, X. & World Health Organization. 2002. Traditional medicine strategy 2002-2005, Ginevra.
- Bussmann, R.W., N. Paniagua-Zambrana & A. Huanca. 2015. Dangerous confusion – “cola de caballo” – horsetail, in the markets of La Paz, Bolivia. Economic Botany 69(1): 89–93.
- Evans, J.G. 2010. East goes West. Plants, health and healing: on the interface of ethnobotany and medical anthropology. Berghahn Books, Oxford.
- Maldonado, C., C.J. Barnes, C. Cornett, E. Holmfred, S.H. Hansen, C. Persson, A. Antonelli & N. Rønsted. 2017. Phylogeny predicts the quantity of antimalarial alkaloids within the iconic yellow Cinchona Bark (Rubiaceae: Cinchona calisaya). Frontiers in Plant Science 8(391): 1-16.