El envejecimiento de la población y la prevalencia de enfermedades crónicas, aumenta el número de discapacitados en el mundo. Convirtiéndose en un problema de salud pública, que preocupa a los entes gubernamentales y a la sociedad en general. Ya que, ellos tienen las mismas necesidades de salud y asistencia sanitaria que el resto de la comunidad.
Además, las cifras indican que más de 1000 millones de personas en el mundo sufren de algún tipo de discapacidad. Que fuera de demandar atención, lleva anexa una rehabilitación, que les permita desarrollar su personalidad, establecer un buen nivel de vida, acceder a oportunidades educativas y desempeñarse laboralmente, en forma integral. (OMS, 2020)
Necesidades ligadas a la incapacidad
Existen muchas inhabilidades que pueden afectar solo un órgano, como la ceguera o una función corporal, como la parálisis, con repercusiones de interacción de los pacientes con su entorno vital. Por tanto, en México, existen programas como el denominado “Rompe Barreras”, que busca sensibilizar a la comunidad sobre la inclusión y equidad de este segmento de población, para que disfruten de sus derechos en forma igualitaria (ISSTE, 2020)
Los discapacitados, que tienen un grado mayor de dependencia tienen necesidades diferenciadoras, donde los cuidados personales incluyen el aseo y la administración de alimentos. Así mismo, los requerimientos en salud se enfocan en administrar los medicamentos, cumplir con las visitas médicas y efectuar las terapias de rehabilitación. Fuera del acompañamiento emocional y la participación en actividades lúdicas y de aprendizaje.
Buscando llevar una vida plena y vital
Es real, que los discapacitados deben hacer cambios sustanciales en su estilo de vida. Pero esto no significa que al igual que cualquier otro grupo de personas busquen mantener el bienestar, estar activas y participar visiblemente en la comunidad. Al tiempo, que los síntomas asociados a la enfermedad son tratados en forma integral por el sistema sanitario.
Lo principal es mantenerse sano y para ello se debe seguir al pie de la letra las recomendaciones médicas, el programa de fármacos y las terapias recomendadas. De esa misma manera, se debe buscar mantenerse física e intelectualmente activo, alimentarse adecuadamente, realizar los chequeos médicos regularmente, hacer planes al aire libre en horas adecuadas, conservar el contacto con la familia y amigos y pedir ayuda, cuando se requiera.
Recibir la atención sanitaria necesaria, ayuda a los discapacitados a tener una buena salud. Por ello, identificar claramente cuando algo en su cuerpo no funciona en forma normal, utilizar adecuadamente las herramientas que faciliten la movilidad, realizar actividades en forma independiente, tener acceso a un servicio de asistencia en casa y poder acceder a una consulta médica personalizada, puede mejorar las condiciones de vida de un paciente.
Cuidar la salud de los discapacitados en una tarea de gran responsabilidad. Sobre todo, porque es un grupo poblacional de alta vulnerabilidad, ya que, se encuentra expuesto a la violencia, abuso y falta de atención de su grupo primario y de la sociedad. Por lo tanto, se deben establecer mecanismos que incentiven a la comunidad a proteger la salud y el bienestar de los más desprotegidos.