Los oídos son un medio para que los sonidos lleguen a los centros corticales de la audición. El oído tiene como función enviar la señal auditiva desde el medio ambiente hasta el cerebro. Los centros corticales se desarrollan únicamente mediante la estimulación sonora recibida a través del órgano de la audición desde el nacimiento. Este desarrollo ocurre de manera paulatina y son los propios sonidos los que van generando que dichas zonas se tornen más complejas, produciéndose miles de nuevas conexiones entre las neuronas mediante la sinapsis. El crecimiento de esta red de sinapsis hace que el bebé le dé sentido a los sonidos, en especial a los sonidos complejos y detallados, como es el caso del lenguaje1.
Cuando los oídos no funcionan adecuadamente (pérdida auditiva) a edades muy tempranas (recién nacidos), los centros corticales de la audición no se estimulan lo suficiente para producir la sinapsis necesaria. El defecto sensorial más frecuente es la sordera. Los primeros dos años de vida de un bebé, son un periodo importante para el desarrollo de los centros corticales de la audición1. Se debe hacer un diagnóstico oportuno y precoz de la pérdida auditiva, así como un tratamiento, para evitar que se produzca un trastorno permanente en el campo de la audición y de la comprensión del lenguaje2.
Existen diversas clasificaciones para determinar la sordera en un individuo. Una clasificación anatómica y fisiológica la divide en sorderas conductivas o de transmisión, cuando la lesión se ubica en el oído externo o en el oído medio; en sorderas neurosensoriales, cuando la lesión se encuentra en el oído interno, nervio auditivo o vía auditiva, y en sorderas mixtas cuando las lesiones se encuentran tanto en el oído externo y medio como en las estructuras neurosensoriales de la audición.
También, pueden ser clasificadas acordes al grado de pérdida auditiva, ya sea esta leve (21 a 40 decibeles de pérdida auditiva), moderada (41 a 70 decibeles de pérdida), severa (71 a 90 decibeles de pérdida) o profunda (mayor a 91 decibeles de pérdida).
Otra clasificación interesante obedece a si el individuo tiene o no lenguaje oral1, 3.
Los auxiliares auditivos (audífonos) y el implante coclear, acorde al grado de sordera del paciente y localización de esta, se convierten en una excelente herramienta en el largo proceso de la adquisición de la audición y lenguaje oral, para avocarse luego a los programas de terapia y educación existentes, con el fin de enseñarles a escuchar y a hablar4. La combinación dada entre la tecnología actual y la educación pertinente proveen la estimulación necesaria para el desarrollo de los centros corticales de la audición.
El implante coclear se considera como un dispositivo que vino a revolucionar el manejo de estas sorderas, pues, previo a su existencia, las opciones de obtener un lenguaje auditivo verbal eran precarias en los pacientes prelocutivos. Con el implante coclear se abren grandes y exitosas opciones para dicha población, así como para los pacientes con sordera peri y poslocutiva4.
El implante coclear es un dispositivo electrónico que consta de dos partes: una porción interna y otra externa. La interna se coloca en la región mastoidea y en la cóclea, mediante un acto quirúrgico. A su vez, la porción interna está compuesta por dos partes: un transformador con un imán, el cual se ubica en la región mastoidea para sujetar el transmisor por encima de la piel y lograr que el mensaje sea transmitido de afuera hacia adentro. Así, el transformador envía las señales electicas a los electrodos (segundo elemento interno), en el interior de la cóclea, para transmitir la información al nervio auditivo mediante la secuencia de impulsos eléctricos.
El dispositivo externo se coloca cuatro semanas posteriores a la cirugía, puede estar a nivel de la región retro auricular, o de la cintura, dependiendo del modo de utilización. La porción externa consta de tres partes: un micrófono, para captar los sonidos y transformarlos en señales eléctricas; un microprocesador del sonido y del lenguaje, encargado de codificar las señales eléctricas, y un transmisor, encargado de, por medio de ondas de radio, transmitir la información a las partes internas del implante coclear.
El implante coclear ha solventado la incapacidad en la adquisición del lenguaje para aquellos pacientes con sordera bilateral severa y profunda prelingual. Así como también ha contribuido a que pacientes sordos profundos poslocutivos puedan, mediante este dispositivo, continuar con la comunicación de la oralidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Chaverri-Polini Julián. El implante coclear: sus indicaciones. Acta méd. costarric [Internet]. 2018 Sep [cited 2021 Aug 12] ; 60( 3 ): 132-135. Available from: http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-60022018000300132&lng=en.
- Northern J L, Downs M P. Hearing in Children. San Diego. Lippincott Williams & Wilkins. 2014.
- Sterkers-Artières F, Vincent C. Audiométrie de l’enfant et de l’adulte. Issy-les-Moulineaux cedex. Elsevier Masson. 2014.
- Lina-Granade G, Truy E. Stratégies diagnostique et thérapeutique devant une surdité de l’enfant. Vol 10 N2, EMC Oto-rhino-laryngologie. Paris. Éditions Techniques. Mai 2015.
- Gifford R. H. Cochlear Implant Patient Assessment. San Diego. Plural Publishing. 2013.
- Material dirigido solo a profesionales de la Salud
- Información realizada para profesionales de la salud en territorio colombiano
- Todo lo publicado en la plataforma es una recomendación, más no una prescripción o indicación médica
RB-M-55109