Investigadores del Hospital General de Massachusetts, en Boston, Estados Unidos, desarrollaron un método más preciso para calcular los niveles promedio de azúcar en sangre, el cual reduciría en más del 50 por ciento los errores de diagnóstico en diabetes en comparación con las pruebas que actualmente se utilizan.
John Higgins, profesor asociado de biología de sistemas de la Escuela de Medicina de Harvard y clínico patólogo en este nosocomio, aseguró que la considerada como regla de oro para calcular la glucosa promedio en sangre no es “tan precisa como debería ser”, de modo que su propuesta“no sólo localiza la raíz de la imprecisión, sino que también ofrece una forma de eludirla”.
Las mediciones de la prueba de hemoglobina glucosilada (HbA1c) pueden variar, explicaron los investigadores, debido a las características individuales en el tiempo de vida de los glóbulos rojos de la persona que se realiza el análisis, de modo que para superar este inconveniente, Higgins, Roy Malka y David Nathan desarrollaron una fórmula que factoriza el período de vida de dichas células y luego la compara con los cálculos de azúcar en sangre ajustados a la edad con los derivados de la prueba estándar HbA1c y con lecturas de niveles de glucosa arrojadas directamente por los continuos monitoreos de glucosa.
Su estudio, publicado en Science Translational Medicine, identificó la edad de los glóbulos rojos como una fuente importante de variación de la HbA1c, ya que acumulan más glucosa con el transcurrir del tiempo. Esto explicaría que la prueba arrojara cálculos desfasados en aproximadamente una tercera parte de los mas de 200 pacientes cuyos resultados fueron analizados como parte de la investigación.
Con el nuevo modelo, los pacientes podrían portar un monitor de glucosa durante unas semanas para identificar un nivel de comparación de su nivel de azúcar en sangre, lo que también ayudaría a los médicos a calcular la edad promedio de sus glóbulos rojos antes de retirar el monitor, indicó el equipo de investigación.
Higgins apuntó que, con este recurso, los médicos que tengan pacientes recién diagnosticados con diabetes conocerán inmediatamente la edad de sus glóbulos rojos para ajustar los resultados de la prueba al factor de la edad de estas células, con cual “se obtendrá un resultado más preciso que refleje los verdaderos niveles de azúcar en la sangre, lo que permitirá ajustar el tratamiento como corresponde”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que hasta 2014 había 422 millones de adultos con diabetes a nivel global, cifra que se disparó considerablemente desde 1980, cuando había 108 millones de personas con esta condición metabólica, por lo que estima que la prevalencia mundial (normalizada por edades) de la diabetes casi se ha duplicado desde entonces, pues ha pasado del 4.7 al 8.5 por ciento entre la población adulta.
Una infografía de Statista con la información proporcionada por este organismo de Naciones Unidas señala que la región oriental del Mediterráneo tuvo el mayor aumento de los casos de diabetes durante el periodo mencionado (1980-2014), y actualmente afecta a uno de cada 11 adultos con altos niveles de azúcar en sangre y se relaciona con 3,8 millones de muertes cada año.
Ante este panorama, conocer con mayor precisión los niveles de azúcar en la sangre resulta necesario para mejorar el control del padecimiento y reducir el riesgo de sufrir complicaciones relacionadas.
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