Tras la reciente epidemia de ébola acontecida en África Occidental, científicos de todo el mundo se han dado a la tarea de encontrar nuevos métodos para combatir a este virus, y recientemente un grupo de investigadores ingleses descubrió que la respuesta podría encontrarse en un fármaco tan común como lo es el ibuprofeno.
Luego de someter al virus del ébola al sincrotón del Diamond Light Source del Reino Unido, un acelerador de partículas que permite analizar la construcción atómica de las cosas con una mejor resolución que los microscopios tradicionales, los investigadores pudieron observar que existen dos fármacos que podrían cambiar la forma de combatir este mortal agente patógeno.
Los fármacos en cuestión son el ibuprofeno y el toremifeno, sustancias que de acuerdo con los investigadores podrían ser utilizadas para “engañar” al virus del ébola, o por lo menos a la parte que éste necesita para poder infectar a las células de su huésped.
Aunque la investigación tenía como objetivo estudiar la proteína que permite al virus infectar a las células, misma que se encuentra en la superficie del ébola, también aprovecharon para observar como es que algunos fármacos actuales interactúan con dicha proteína, entre ellos el ibuprofeno y el torimefeno.
Según las observaciones de los científicos, tanto el torimefeno, y en menor medida el ibuprofeno, lograron que la proteína se disparara antes haciendo creer al virus que ya se encontraba acoplado a las células que pretendía infectar.
Desestabilizan a la proteína (el ibuprofeno y el torimefeno). La proteína únicamente tiene una oportunidad para infectar a la célula, si no logran golpear a su objetivo entonces se podría decir que el virus es desactivado”, señaló Dave Stuart, profesor en la Universidad de Oxford y miembro del grupo de investigadores involucrados.
No obstante lo observado, los científicos han descartado que estos fármacos puedan ser utilizados como un tratamiento viable en contra de este virus, al menos no en su estado actual, pues su efecto es relativamente bajo y para que fuera realmente efectivo deberían de usarse dosis bastante elevadas y, posiblemente, tóxicas para el cuerpo humano.
Para tener un fármaco verdaderamente efectivo debemos incrementar la fuerza de vinculación de manera significativa. Sin embargo, el observar como se vinculan podría ayudarnos a formular compuestos más fuertes que puedan ser usados a través de tratamientos normales”, señaló Stuart.
Cabe recordar que durante la reciente epidemia de ébola 28 mil 616 personas resultaron infectadas y 11 mil 310 perdieron la vida, por lo que es imperativo encontrar métodos más efectivos para acabar con esta enfermedad.